Editorial: Alberto Genies
Año: 1949
Ejemplares: 82?
Dibujos: Luís Poch, Fernándo Martínez,
Salvador Valls, Carmen Barbará...
Guión: Varios
Tamaño: 15 x 21
Páginas: 10 + cubiertas
Precio: 1 pta.
En una entrada anterior, dedicada a Suplemento Carmencita, comentábamos el proyecto editorial llevado a cabo por el dibujante y guionista Alberto Genies, autor barcelonés de gran personalidad que lamentablemente no se prodigaría en exceso.
El primer trabajo que vio la luz bajo el sello editorial de
Genies fue la presente colección, Carmencita, que tuvo una puesta de largo de
lo más primoroso, como ninguna otra colección del segmento de hadas lo había
tenido antes. Ni tampoco después. Lo de ser monaguillo antes que fraile,
facilitó que el dibujante --ahora también empresario-- proyectase su primera
cabecera dotándola de novedosos atributos o valores diferenciales.
A la belleza de las portadas, sumó un nivel cromático y de
impresión inusual en la época, además de una selección de autores de gran
sinergia estética con los propósitos de la cabecera, entre los que destacaban
Luis Poch, Carmen Barbará, Salvador Valls, M. Rosa Padullés, Fernando Martínez,
José Mira, J. Guilimany y el propio Alberto Genies. Cada uno con su estilo,
pero todos sumando méritos estilísticos, dotando a la colección de una
personalidad y elegancia desconocida en el tebeo de hadas. Personalidad que no
evitaba apreciar las diferencias entre autores, pues nada tenía que ver el
dibujo peripuesto y candoroso de Salvador Valls o Carmen Barbará, con el trazo
dinámico de Luis Poch --que en ocasiones parecía recordar al de un tebeo de
acción en toda regla--, o el garboso y esbelto de Fernando Martínez.
Un carácter estilizado que venía como anillo al dedo a la
pléyade de caballeros, princesas, hadas, castillos, dragones, brujas y
malvados; todo con un trasfondo a veces tierno y otras épico, pero siempre
elegante, soñador. Con todo, lo mejor fueron las portadas, en las que destacaba
la filigrana estilística en la vestimenta de los personajes.
La cabecera tuvo también una relación con el lector muy
singular, personalizada en una supuesta Carmencita –a veces incluso de carne y
hueso-- que con frecuencia se dirigía a los seguidores de la serie y que, entre
otras cosas, ofrecía la posibilidad de que estos viesen su foto publicada.
Recortable encartado en el cuaderno núm. 27
Creación de Carmen Barbará
El otro gran regalo de Carmencita fueron sus láminas de
recortables, la mayor parte de ellas espléndidamente realizadas por Carmen
Barbará, que hizo aquí un ejercicio brillante de creatividad y sabiduría del
mundo de la moda. Mari-Lu, Carolina, Mary Cruz, Tere…, y así hasta ochenta y
tres muchachitas a las que rodeaban diez o doce vestidos y complementos por
lámina. En un primer momento
fueron encartadas dentro de cada tebeo. Más tarde, cuando la colección
alcanzaba el núm. 35, pasaron a ser impresas en la contraportada, con el
consiguiente quebranto que ello representaba para la integridad del cuaderno si
a alguien se le ocurría recortarlas.
Cuaderno núm. 27
Portada de Luís Poch
Cuaderno núm. 64
Portada de Salvador Valls