Buscar este blog

viernes, 30 de marzo de 2018

EL CABALLERO NEGRO (Favencia, 1950)


Editorial:   Favencia
Año:  1950
Ejemplares:  16
Dibujos:   J. Longarón
Guión   L. Longarón
Tamaño:   8 x 17 cm.
Páginas:   24 + cubiertas
Precio:   1 pta.



Colección de aventuras, con el mar como escenario principal, plagada de piratas, corsarios y excelsos espadachines. Muy en la senda del personaje de Sabatini, El capitán Blood, y también en la de su autor gráfico, Jordi Longarón, que en ese tiempo iniciaba otra colección del mismo corte titulada El Pequeño Mosquetero y que en la presente creación se muestra influenciado por el trazo de Boixcar y su depurada creación El hijo del Diablo de los Mares

Longarón había iniciado su andadura sólo un par de años atrás, con trabajos esporádicos en forma de cuantos de hadas y algún relato bélico para Toray.


La serie llegó al mercado de la mano de la editora Favencia, que por entonces se definía sólo como imprenta, su primordial tarea en origen. Aunque pronto se decantaría también por la edición de artículos de quiosco, incluidos los tebeos (ver Juan Corso, El Vaquero Moderno, Episodios de Guerra, etc.), eliminando de su estampillado el término imprenta que sí figuró en la presente colección. De excelente factura, tanto en lo gráfico como en lo guionístico, así como en todo lo concerniente a su despliegue sobre el papel, con una edición cuidada y primorosa. Atribuida erróneamente al sello A. Fábregat, cuando en realidad esta sociedad sólo actuó como distribuidora. Quizás el único punto discutible de la colección sea su formato tamaño bolsillo, muy de moda en ese tiempo, pero a todas luces deficitario en cuanto a vistosidad y presencia en el quiosco.

Otra curiosidad radicó el título. Hacía solo cuatro años que la Editorial Marco, de la mano de Boixcar, había situado en el mercado una serie con idéntico título. Sorprendente cuanto menos proponer al posible lector una colección que repetía título de cabecera en tan corto espacio de tiempo. Cierto que uno y otro héroe mostraban diferencias más que notables, entre ellas la de un antifaz en el caso del primero y un rostro descubierto, sin disimulos, en este segundo. Eso, y que aquí, al protagonista, le acompañaban dos escuderos llamados Pierre y Mosquete. El primero de ellos un hombretón entrado en quilos que solo piensa en comer. ¿Les suena de algo?

La editorial presentó la serie con el siguiente enunciado: “Sólo las aventuras del Caballero Negro tienen la emoción de los hechos verídicos. Solo el gordo Pierre y Mosquete os proporcionarán la diversión de sus humorísticas hazañas”. Una promesa exagerada, como pueden imaginar, pues de hechos verídicos la colección no tuvo nada. Lo que sí mostró el relato fue un tono desenfadado y pretendidamente pajarero.   

















Portada y página interior del cuaderno núm. 9

miércoles, 21 de marzo de 2018

DIAMANTE NEGRO (Toray, 1949



Editorial:  Toray
Año:   1949
Ejemplares:  21
Dibujos:   Luis Gago
Guion:   Pedro Quesada
Tamaño:   8 x 17 cm.
Páginas:   32 + cubiertas
Precio:   1,25 pts.




¡La India! En su exótico paisaje, entre sus pagodas milenarias y sus rajás de fasto oriental, se mueve el misterioso DIAMANTE NEGRO, figura legendaria que persigue un noble fin a través de múltiples vicisitudes y aventuras. Una fantástica colección presentada en FORMATO BOLSILLO que causará la delicia de todos. ¡No lo olvide! DIAMANTE NEGRO tiene la dureza de la piedra preciosa y jamás olvidará sus sensacionales aventuras. (texto anunciador aparecido en el dorso del cuaderno núm. 1 de Zarpa de León)


Diamante Negro constituyó una de las escasas incursiones de Luis Gago --hermano de Manuel Gago--, en la parcela gráfica. Con anterioridad, este miembro de la familia Gago había probado fortuna en Bruguera con tres colecciones que pasaron por el mercado con más pena que gloria: Ricardo Manteca, El Pirata Negro y El Justiciero Fantasma. Tampoco la presente cabecera tuvo mayor fortuna, pues sólo alcanzó a editar veintiún cuadernos, a pesar de contar con un narrador de la talla de Pedro Quesada al frente del guion.

Producción fruto del acuerdo de colaboración alcanzado por Toray con Manuel y Luis Gago, aunque a la postre ninguno de los hermanos acabaría echando raíces en el sello barcelonés. El primero, porque fue reclamado con malas artes por Valenciana cuando ya había iniciado con Toray su prometedora Espadachín de Hierro. Y el segundo, por razones que saltan a la vista si observamos mínimamente el trabajo desarrollado aquí por el autor.

Trabajo sin duda poco afortunado, con un dibujo estrafalario carente de pericia gráfica, que sin duda dificultó el vuelo comercial del personaje. Una decisión editorial a todas luces irracional, que poco o nada tenía que ver con la exquisita política que Toray venía llevando a cabo. No hay más comprobar las cabeceras que la editora situó en el marcado en esos mismos meses de 1949, todas de primerísima factura: Rayo Kit, Zarpa de León y El Espadachín de Hierro. Nada más y nada menos que Iranzo, Ferrando y Manuel Gago, respectivamente. Y en medio este sucedáneo enmascarado que hizo aguas ya desde las propias hechuras físicas de la colección, planteada en formato bolsillo. Aunque quizás, la editora, consciente de las carencias de la serie, trató de minimizar sus vergüenzas reduciendo su visibilidad.

De lo que sí estamos seguros es de que la contratación de Luis Gago por Toray fue el precio que la editora tuvo que pagar por tener al otro Gago, a Don Manuel, trabajando para ella. Al final, ni uno ni otro, pues los dos tuvieron que volver al redil de la acaparadora Valenciana.




Portada y viñeta interior de los cuadernos núm. 7 y 15, respectivamente