Editorial: J. L. Aguilar
Año: 1943
Ejemplares: 4
Dibujos: José Grau
Guión: Pastor
Tamaño: 21 x 32 cm.
Páginas: 14 + portada
Precio: 1,50 pta.
Colección perteneciente a J. L. Aguilar, sello valenciano de efímera vida editorial. Tan sólo un año de actividad, 1943, fecha por tanto de este serial de ambientación cosmopolita. Rostro de Cuero fue el primer personaje enmascarado autóctono en dar nombre a una cabecera en tiempos de posguerra, iniciando así una tendencia de héroes sin rostro que se extendería durante casi tres décadas.
Casualidad o no, en ese mismo año hizo también su aparición en
España un misterioso personaje dentro de una de las novelas de la editora
Cliper que respondía al nombre de El Encapuchado,
personaje creado por Guillermo López Hipkiss que más tarde tendría su propia
colección de novelas y muchos días de gloria en la viñeta. La correlación
estética entre ambas capuchas, estilo verdugo, fue más que evidente.
Pero lo que no debió ser tan casualidad es la influencia que
sobre el personaje en cuestión pudo tener una de las colaboraciones que José
Grau, su autor gráfico, realizó para Editorial Valenciana por ese tiempo dentro
de la mítica Selección Aventurera. Grau había realizado ese
mismo año de 1943 varios seriales de resonancias cinematográficas, entre los se
encontraban tres cuadernos-jornada protagonizados por El Misterioso Doctor
Satán, un malvado científico a quien trataba de meter en vereda un
encapuchado justiciero llamado El Cobra.
La impostura facial de El Cobra y Rostro
de Cuero era calcada, diferenciada tan sólo por un par de detalles en la
máscara del segundo. De un lado el material del disfraz que, como refleja el
propio nombre de la cabecera, era de cuero. Y de otro, un pequeño emblema o
símbolo en la zona frontal de la capucha en forma de sol. Curiosamente, un par
de años después Grau volvería a utilizar la fórmula del héroe enmascarado en la
colección de Grafidea El Capitán Sol (1948),
aunque esta vez el astro no descansaba sobre la máscara sino en el pecho.
El hombre de la máscara de cuero era en realidad Álvaro
Sandoval, un deportista español con altruista vocación justiciera, de ahí que
cuando entraba en acción decidiera evitar ser identificado, aun a riesgo de
hacer pasar por cobarde a su otro yo, a Sandoval, como sucedía en su primera
aventura, en la que tiene que salvar a la hija de un químico inventor de la
gasolina sintética. Ya saben: banda que secuestra a hija para apoderarse de la
fórmula de su sabio progenitor.
Comentábamos en una entrada anterior dedicada a los cuadernos
monográficos editados por J. L. Aguilar, la singularidad de este sello, su buen
hacer editor: gran formato, excelente papel, calidad de impresión y colorido
interior; algo inusual en los tebeos de esos primeros años cuarenta. Atributos
todos que recayeron en varias de sus cabeceras, entre las que también se
encontraba Rostro de Cuero. A pesar de todos los esfuerzos
editoriales, y de la impactante presentación de este héroe enmascarado, la
colección tuvo que arriar velas en el cuaderno número cuatro: 1,50 pta. era un
precio demasiado elevado para un mercado que ofrecía productos similares --con
la única diferencia del color interior-- a 1 pta. e incluso a 60 cts.
Cuaderno núm. 1