Editorial: Marco
Año: 1943
Ejemplares: 6
Dibujos: Boixcar
Guión: Boixcar
Tamaño: 21 x 32 cm.
Páginas: 8 + Cubiertas
Precio: 1,25 ptas.
Ejemplares: 6
Dibujos: Boixcar
Guión: Boixcar
Tamaño: 21 x 32 cm.
Páginas: 8 + Cubiertas
Precio: 1,25 ptas.
Primera
colección de Editorial Marco en formato 21 x 32 cm., tendencia impuesta por
Hispano Americana desde la irrupción del cuadernillo en 1940, a la se fueron
sumando la mayor parte de las editoriales de esos años. Inaugural colaboración
de la editora con Boixcar, en una ópera prima del futuro autor de Hazañas Bélicas.
Marco
era una editorial acostumbrada desde tiempo atrás a beber en fuentes de la
historieta más universal. Los ejemplos fueron múltiples y fáciles de observar
en muchos de sus semanarios de anteguerra. No sabemos si este Murciélago autóctono tuvo su punto de
inspiración en el Batman USA, aparecido allí cuatro o cinco años atrás. Pero todo parece indicar que sí,
aunque sólo fuese de refilón.
El
personaje aquí tratado no tuvo mucho que ver en cuanto a fisonomía y estética con
el creado por Bob Kane y Bill Finger. Tampoco en cuanto a pasado. Bruce Wayne
(Batman) tenía detrás una historia doliente (sus padres habían sido asesinados
cuando era niño), mientras que de nuestro Murciélago no sabíamos nada de nada,
tan sólo su afán por servir a la justicia.
En lo
que sí coincidieron fue en las habilidades guerreras, en la forma de aplicar tecnologías desde
la ciencia para crear armas y herramientas en su lucha contra el crimen. El Murciélago de Boixcar fue presentado
como un "ser sobrenatural que todos
conocían sin saber quien era". Veamos algunas de sus armas o habilidades:
mirada a través de un disco de cristal radiante que inmovilizaba a los
bandidos; vapor invisible anti cósmico que inutilizaba armas de destrucción
masiva; pequeño murciélago volador mecánico portador de mensajes; bolitas
explosivas que reproducía la imagen del justiciero antes de explotar en las
narices del enemigo, etc. Demasiada imaginación, quizá, para tan poca
explicación sobre sus orígenes y vivencias.
La
trama iniciaba así: “En un pueblecito
americano el profesor Halley, que acaba de descubrir un nuevo explosivo, confía
el envío de la fórmula al Departamento de Estado de Washibgton, a su hija
Berta”. Pueden imaginar que la chica no tendrá nada fácil cumplir con su
cometido. La conversación entre padre e hija ha sido escuchada por un ayudante
del profesor que, al mismo tiempo, trabaja para una peligrosa banda de gánsteres
que no tardará mucho en tratar de apoderase de la fórmula. Un guión previsible al
que Boixcar se aplicó con entusiasmo sabedor de la importancia que podía tener
para él ese primer trabajo como autor. Marco le confiaría más adelante nuevos y recordados personajes, como El Puma (1946), El Caballero Negro (1946) y Orlán, el luchador invencible (1947)
Portada e interior de los cuadernos núm. 1 y 6, respectivamente