Año: 1940
Ejemplares: 5
Dibujos: Lozano Olivares, Hermoso
Guión: J. Canellas Casals
Tamaño: 16 x 22 cm.
Páginas: 16 + cubiertas
Precio: 60 cts.
Serie que formó parte de la primera remesa de colecciones de Grafidea en los albores del cuaderno de aventuras, junto a otras como Bravo español, Jim Pat, Thelma Klan y Armando el intrépido.
Sorprende el hecho de que tanto en esta serie como en alguna otra de las relacionadas, los protagonistas fuesen definidos en cada cuaderno con personalidades distintas y viviendo en épocas separadas, incluso por siglos. El Capitán Vélez y sus dos adjuntos --que por cierto conformaron el primer trío protagonista de tebeo de posguerra, al estilo de El Capitán Trueno y otros muchos que vendrían después--, fueron presentados de forma claramente antagónica en cada una de sus apariciones: colaboradores de Scotland Yard, intrépidos exploradores, espadachines, etc.
Quizás el motivo de esta alternancia aventurera radicara en la inmadurez del sector. Cabe recordar que por esa época los cuadernos --aún sin carácter de continuará-- no podían presentar cabeceras fijas que les identificara claramente a los ojos del lector. Tampoco tuvieron una periodicidad definida; la insipiencia del sector era más que evidente.
Sorprende el hecho de que tanto en esta serie como en alguna otra de las relacionadas, los protagonistas fuesen definidos en cada cuaderno con personalidades distintas y viviendo en épocas separadas, incluso por siglos. El Capitán Vélez y sus dos adjuntos --que por cierto conformaron el primer trío protagonista de tebeo de posguerra, al estilo de El Capitán Trueno y otros muchos que vendrían después--, fueron presentados de forma claramente antagónica en cada una de sus apariciones: colaboradores de Scotland Yard, intrépidos exploradores, espadachines, etc.
Quizás el motivo de esta alternancia aventurera radicara en la inmadurez del sector. Cabe recordar que por esa época los cuadernos --aún sin carácter de continuará-- no podían presentar cabeceras fijas que les identificara claramente a los ojos del lector. Tampoco tuvieron una periodicidad definida; la insipiencia del sector era más que evidente.
Cuaderno núm. 4
Viñetas interiores
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