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miércoles, 3 de octubre de 2012

ROSTRO DE CUERO (J. L. Aguilar, 1943)









Editorial: J. L. Aguilar
Año: 1943
Ejemplares:  4
Dibujos:  José Grau
Guión:  Pastor
Tamaño:  21 x 32 cm.
Páginas:  14 + portada 
Precio:  1,50 pta.


Colección perteneciente a J. L. Aguilar, sello valenciano de efímera vida editorial. Tan sólo un año de actividad, 1943, fecha por tanto de este serial de ambientación cosmopolita. Rostro de Cuero fue el primer personaje enmascarado autóctono en dar nombre a una cabecera en tiempos de posguerra, iniciando así una tendencia de héroes sin rostro que se extendería durante casi tres décadas.

Casualidad o no, en ese mismo año hizo también su aparición en España un misterioso personaje dentro de una de las novelas de la editora Cliper que respondía al nombre de El Encapuchado, personaje creado por Guillermo López Hipkiss que más tarde tendría su propia colección de novelas y muchos días de gloria en la viñeta. La correlación estética entre ambas capuchas, estilo verdugo, fue más que evidente.

Pero lo que no debió ser tan casualidad es la influencia que sobre el personaje en cuestión pudo tener una de las colaboraciones que José Grau, su autor gráfico, realizó para Editorial Valenciana por ese tiempo dentro de la mítica Selección Aventurera. Grau había realizado ese mismo año de 1943 varios seriales de resonancias cinematográficas, entre los se encontraban tres cuadernos-jornada protagonizados por El Misterioso Doctor Satán, un malvado científico a quien trataba de meter en vereda un encapuchado justiciero llamado El Cobra.

La impostura facial de El Cobra y Rostro de Cuero era calcada, diferenciada tan sólo por un par de detalles en la máscara del segundo. De un lado el material del disfraz que, como refleja el propio nombre de la cabecera, era de cuero. Y de otro, un pequeño emblema o símbolo en la zona frontal de la capucha en forma de sol. Curiosamente, un par de años después Grau volvería a utilizar la fórmula del héroe enmascarado en la colección de Grafidea El Capitán Sol (1948), aunque esta vez el astro no descansaba sobre la máscara sino en el pecho.

El hombre de la máscara de cuero era en realidad Álvaro Sandoval, un deportista español con altruista vocación justiciera, de ahí que cuando entraba en acción decidiera evitar ser identificado, aun a riesgo de hacer pasar por cobarde a su otro yo, a Sandoval, como sucedía en su primera aventura, en la que tiene que salvar a la hija de un químico inventor de la gasolina sintética. Ya saben: banda que secuestra a hija para apoderarse de la fórmula de su sabio progenitor.  

Comentábamos en una entrada anterior dedicada a los cuadernos monográficos editados por J. L. Aguilar, la singularidad de este sello, su buen hacer editor: gran formato, excelente papel, calidad de impresión y colorido interior; algo inusual en los tebeos de esos primeros años cuarenta. Atributos todos que recayeron en varias de sus cabeceras, entre las que también se encontraba Rostro de Cuero. A pesar de todos los esfuerzos editoriales, y de la impactante presentación de este héroe enmascarado, la colección tuvo que arriar velas en el cuaderno número cuatro: 1,50 pta. era un precio demasiado elevado para un mercado que ofrecía productos similares --con la única diferencia del color interior-- a 1 pta. e incluso a 60 cts. 


Cuaderno núm. 1



 Página inicial del cuaderno núm. 1


viernes, 28 de septiembre de 2012

EL GUERRERO DEL ANTIFAZ (Valenciana, 1944)











Editorial: Valenciana
Año: 1944
Ejemplares:  668
Dibujos:  Manuel Gago, Matías Alonso
Guión:  Manuel Gago y Pedro Quesada
Tamaño:  17 x 24 cm.
Páginas:  16 y 10 + cubiertas
Precio:  75 cts. 1, 1,25, 1,50, 1,75 y 2 pts.


Si hay que señalar una colección paradigmática del tebeo de acción esa es sin duda El Guerrero del Antifaz; pura esencia del folletín más trepidante y de la novela de aventuras decimonónica.
Su creador, Manuel Gago, está considerado el autor más activo de cuantos se dieron cita en el cuadernillo español de posguerra; el padre de la hoy denominada “escuela valenciana”, si es que se puede llamar así a la gran eclosión de autores y obras que se dieron en la zona levantina entre 1940 y 1960. 
El dinamismo narrativo de El Guerrero del Antifaz, pleno de acción e intrigas, acabaría marcando tendencia y poniendo de moda la fórmula del continuará. Ello provocó la aparición de una gran cantidad de autores que entre 1944 y 1960 trataron de emular el éxito de la cabecera.
Según algunos estudiosos del medio, la idea del personaje nace de un cuaderno monográfico, de procedencia italiana, publicado por Hispano Americana en 1942. Narraba las aventuras de un caballero cristiano durante las Cruzadas: Lorenzo de Sobrarbe, un valeroso noble español que respondiendo a la llamada del Papa Urbano II a participar de las Cruzadas, se ve envuelto en una trama que acaba con su expulsión de las mismas. Lorenzo continuará su lucha contra los musulmanes, confiando en que llegue el día en que se haga justicia. Con su rostro oculto por una capucha, causará estragos en el campo de batalla y su figura será temida y admirada bajo el nombre de El Cruzado Negro.



El Cruzado Negro
Cuaderno publicado por Hispano Americana en 1942
dentro de la serie extra de Las Grandes Aventuras 
Otras fuentes apunta como antecedente del personaje la novela Los Cien Caballeros de Isabel la Católica, de Rafael Pérez y Pérez. Pero sobre esta novela y la influencia que ejerció sobre Gago se ha escrito ya lo suficiente como para no insistir más aquí.

Los cien caballeros de Isabel la Católica
Novela de Rafael Pérez y Pérez

Sea como fuere, lo cierto es que la verdadera antesala de El Guerrero de Antifaz tuvo lugar en un cuaderno monográfico de la multiserie Selección Aventurera (Valenciana, 1940) titulado El Juramento Sagrado y publicado hacia 1943. Aquí el protagonista era un cristiano enmascarado –luego se sabrá que es enmascarada— que intenta dar muerte al asesino de su padre, un tal Alí. Y como telón de fondo la conquista de Granada por los Reyes Católicos.


El Juramento Sagrado, antesala de El Guerrero del Antifaz.
Cuaderno publicado hacia 1943 en la colección
Selección Aventurera (Valenciana, 1940)
El 24 de octubre de 1944 aparece por vez primera en los quioscos el personaje llamado a romper todas las previsiones de Valenciana. Ya desde los primeros números se adivina que la colección puede prosperar de lo lindo a poco que se la mime. Y Manuel Gago la mima a base de ingredientes que pronto conseguirán que sea percibida como una colección admirable: drama, acción, amores posibles e imposibles, malvados insuperables, etc. Todo ello dentro de un marco o trama seudo histórica que gira alrededor de un personaje enmascarado que, a medida que la colección avanza, adquiere una grandeza narrativa y fuerza escénica desconocida en el medio.
Cuaderno núm. 2. Primera edición

Semana tras semana se incorporan a la colección nuevos lectores, lo que obliga a la editorial a reeditar una y otra vez los primeros cuadernos. La evidencia del fervor popular que alcanza el personaje se pone de manifiesto en las cercanías de quioscos y librerías de toda España, donde decenas de personas esperan durante horas la llegada del último cuaderno con el deseo de que en él acaben las fechorías de Ali Kan, el malvado más odiado del tebeo español. 
Manuel Gago no sólo creó un personaje incomparable, también supo condimentarlo con excelentes secundarios, una galería de coprotagonistas que desfilaron por la serie compitiendo en magnetismo y aceptación popular con el héroe enmascarado: Ana María, Fernando, Don Luís (Conde de los Picos), Zoraida, El Pirata Negro, Olián , Los Hermanos Kir…, y, como antes referíamos, el más despreciable de los villanos que haya habitado jamás una viñeta: Alí Kan.
Dibujo de Agencia, original inédito de Matías Alonso


La habilidad de Gago en la narración del continuará para dejar lector literalmente enganchado una o vez y otra también fue admirable. Desavenencias con Valenciana propiciaron que el autor abandonara temporalmente la serie, que pasó a manos de Matías Alonso durante el tiempo que duró el desencuentro. La enorme popularidad del personaje provocó la edición de varios álbumes de cromos y figuras troqueladas. Sin duda uno de los tres grandes hitos del tebeo patrio.     
Cuadernos núm. 1 y 49, en los que se aprecia 
la evolución del autor


martes, 25 de septiembre de 2012

EPISODIOS INFANTILES (Fantasio, 1946?)
















Editorial: Fantasio
Año: 1946?
Ejemplares:  1?
Dibujos:  Jorge Guilimany
Guión:  Jorge Guilimany
Tamaño:  32 x 42 cm
Páginas:  7 + cubierta
Precio:  1,50 pts.






Fantasio fue una pequeña editorial que nunca destacó por la excelencia de sus colaboradores, habitualmente novicios o escasos de reputación. Ni tampoco por haber alumbrado grandes cabeceras que perduraran en el tiempo. Sin embargo, posee hoy el reconocimiento de los aficionados al medio al haber dado cobijo a Miguel Ambrosio (Ambrós) en su primera aproximación a la viñeta con la serie Dos Yanquis en África (1947)
Editorial de grandes contrastes, capaz de lo peor y de lo peor aún, que lo mismo abordó una cabecera de bolsillo que una, como la presente, de tamaño king size y carente de color en su anverso. Aunque hay que reconocer que la portada mostró cierto impacto visual con ese despliegue de tamaño. Nada menos que 42 x 32 cm. Algo inusual en un tebeo de carácter aventurero que pretendía competir con éxito en un mar de cuadernos de presencias cromáticas.
Quizás sólo fue un intento diferenciador, un ensayo que intentaba atraer a nuevos consumidores. No lo sabemos. O tal vez fue un grito desesperado ante el fracaso continuado de la editora en su empeño por conseguir el éxito. Lo que parece seguro es que no pretendía ser un cuaderno monográfico, dado el carácter del personaje, un enmascarado justiciero por obra y gracia de tres calaveras sagradas que en vida pertenecieron al esqueleto de otros tantos emperadores. Aunque lo más probable es que la cosa se quedará ahí, en un solo ejemplar.
Tebeo raro, raro, donde los haya. Quizás el ejemplar aquí reproducido sea el único conocido de todo el segmento coleccionista. 
El responsable del guiso fue Jorge Guilimany, dibujante adscrito más tarde al grupo de autores del sello A. Genies y del que pocos datos podemos ofrecer debido a su escaso recorrido profesional. La acción transcurría por la cordillera China de Kalgan, con aniquilaciones por parte de bandidos japoneses de los pueblos de la zona. En medio un avión americano cuyos ocupantes, el Teniente Tedson, el Mayor Hovans y una guapa mujer, deciden aterrizar ante el dantesco panorama de destrucción que observan desde las alturas. Pronto hará su aparición un justiciero enmascarado luciendo tres calaveras sobre su pecho, en un guiño claro al personaje de Lee Falk, El Hombre Enmascarado.   

Cuaderno núm. 1



Fragmento interior

jueves, 20 de septiembre de 2012

RICARDO MANTECA Y JORGITO APUROS (Bruguera, 1947)








Editorial: Bruguera
Año: 1947
Ejemplares:  11
Dibujos:  Luis Gago
Guión:  Luis Gago
Tamaño:  15 x 21 cm
Páginas:  8 + cubierta
Precio:  50 cts.


Cuaderno Núm. 6


Cuando en 1947 fue presentada la presente colección, hacía ya tiempo que Bruguera miraba de reojo cuanto acontecía en Valencia, en la Editorial Valenciana, concretamente. La editora catalana, ex Gato Negro, llevaba años buscando una cabecera de largo alcance popular, algo que no había conseguido del todo a pesar de contar con una camada de excelentes dibujantes. El camino andado era en cierta manera sobresaliente, con series como Bala Certera (1942), Aventuras y Viajes (1943), Cuentos Populares Españoles (1944)..., y algo más tarde, con otras creaciones coetáneas de la presente colección, tales como El Hombre de la Estrella (1947) o El Caballero de las Tres Cruces (1947). Pero las miradas a Valenciana eran inevitables; allí hervían de éxito un par de títulos, personajes que acaparaban las miradas y envidias de cualquier editorial: Roberto Alcázar y Pedrín (1941) y El Guerrero del Antifaz.
Estas dos cabeceras relucían en los quioscos como ningunas otras, éxito que de alguna manera recaía en sus creadores, Eduardo Vañó y Manuel Gago, especialmente en este último, que se había convertido en el gran paradigma del tebeo de aventuras de posguerra. Quizás por eso, Bruguera decidió probar suerte con Gago. Y quizás por eso, apostó por esta colección interpretada por una pareja a lo Roberto Alcázar y Pedrín que dio en llamar Ricardo Manteca y Jorgito Apuros. Un dúo formado por un detective privado y su ayudante, a quien también le gustaba repartir leña estaca en mano.

Pero sucedió que Manuel Gago sólo tenía dos manos y que éstas estaban secuestradas por Valenciana; bastante hacia el hombre con sacar adelante su Guerrero del Antifaz, su Pequeño Luchador y un sin fin de ayudas y colaboraciones en otras series de la editora de Juan Bautista Puerto. Gago, sí, pero no Don Manuel, sino Luis, que en esta su primera colaboración seriada firmó en un principio como Islu (su nombre de pila invertido)
La inexperiencia de Luis Gago, así como su escasa destreza para el dibujo quedaron patentes desde el inicio, a pesar de que algunas portadas evidencian cierta ayuda de su consagrado hermano. La colección puso fin a su andadura cuando alcanzaba el cuaderno número once. Una cifra ciertamente significativa dada la nula calidad referida, a la que tampoco escapó el propio guión: Ricardo y Jorgito se encuentran en su apartamento comentando las noticias que aparecen en el periódico acerca de las fechorías de una banda de malhechores encabezada por un tal Muller. Suena el teléfono y Jorgito, que tiene más ganas de jarana que Pedrín, comprueba con algarabía que al otro lado se encuentra un Inspector de Scotland Yard solicitando ayuda para capturar a los famosos bandidos. Les suena, ¿verdad? 
Quizás lo más significativo de esta colección sea el haber compartido año y sello editor con la mítica Pulgarcito, la revista que cambiaría para siempre el curso de la historieta española. 

Cuaderno núm. 1



 Página interior del cuaderno núm. 1

jueves, 13 de septiembre de 2012

VIAJES Y AVENTURAS - AVENTURAS Y VIAJES (Bruguera, 1943)





Editorial: Bruguera
Año: 1943
Ejemplares:  44?
Dibujos:  Darnís, Iranzo, Nogueras, 
Sabatés, Saló... 
Guión:  Varios
Tamaño:  21 x 32 cm
Páginas:  16 + cubierta
Precio:  1,50 pts.


                                                                                   Portada de Darnís
Espléndida colección, publicada en los inicios del cuadernillo posbélico, que ya presagiaba lo que más tarde iba a representar la reconvertida editorial Bruguera (hasta entonces Gato Negro) en el ámbito del tebeo de aventuras. 


Viajes y Aventuras no fue una colección más, de las muchas que aparecieron en los años cuarenta, sino la colección con mayúsculas del tebeo español de esos primeros y confusos años del medio, con guionistas y autores autóctonos de gran presente y futuro en contraste con la tendencia reinante del cómics USA impuesta por Hispano Americana.

Bruguera, consciente del dominio que ejercían en el quiosco los Flash Gordon, Hombre Enmascarado, Merlín, Tarzán, etc., puso en liza este proyecto en el que nada fue supeditado a la improvisación. Era su primera gran colección de carácter aventurero, después de un tímido intento con Bala Certera (creación de Sabatés) un año atrás. Aunque el género no le era ajeno, sino todo lo contrario, no en vano había sido sostén argumental en su anterior etapa a través de infinidad de truculentos folletines. De ahí que pusiera los cinco sentidos en esta nueva andadura a la hora de elegir a guionistas y dibujantes. Una apuesta meditada y de pretendido futuro, como constatan las firmas de la mayor parte de los cuadernos, con Iranzo y Darnís a la cabeza, espléndidos ambos tanto en su labor de portadistas como de narradores gráficos. Especialmente Darnís, que por ese tiempo era sin duda el gran referente del sector, del tebeo de acción. Otros autores habituales fueron Bernet, Nogueras, Cifré y Sabatés..., y alguno más de menor relieve.

Cuaderno núm. 11. Darnís

La colección, planteada en episodios auto-conclusivos, tuvo un recorrido de al menos cuarenta y cuatro cuadernos, incluyendo tres ejemplares a modo de mini serie bajo el título de Huracán y Polvorilla, los tres llevados a la gráfica por un personalísimo y sorprendente García Iranzo.

También contó con una variante añadida, de carácter fantástico, que alcanzó a publicar diez cuadernos repartidos entre varios personajes: El Fantasma, Zingar Dan, Filo Val, Titán el Hombre de Acero, etc. 



Cuaderno núm. 9. Darnís



Página interior del cuaderno núm. 9. Darnís