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martes, 16 de abril de 2013

NIÑO GONZALO (Valenciana, 1943)










Editorial: Valenciana
Año: 1943
Ejemplares:  14+1

Dibujos:  Manuel Gago 
Guión:  Manuel Gago
Tamaño:  21 x 32 cm.
Páginas:  16 + cubiertas
Precio:  1,50 pts.



La vocación aventurera de Valenciana quedó patente apenas iniciada su actividad tebeística, siendo Selección Aventurera su colección más emblemática en esos inicios, si excluimos a la mítica Roberto Alcázar y Pedrín que también sumó lo suyo. Por diferentes razones, incluida la gran acogida que estaba alcanzando esta colección de colecciones que fue Selección Aventurera, la editorial decidió editar una segunda cabecera a la que dio en llamar Las Grandes Aventuras.

En realidad estos nuevos cuadernos eran títulos destinados en un principio a engrosar la lista de la primera. Pero en ese tiempo la dirección a seguir por el sector, tanto comercial como temática, la señalaba Hispano Americana con su catálogo de héroes yanquis y formatos de gran tamaño. Tebeos que abarcaban el doble del cuadernillo normal y cuyo precio seguía esa misma dirección.

Todo hace indicar que Valenciana decidió competir en ese formato y, entre otras creaciones, puso en circulación este epígrafe de Las Grandes Aventuras. El objetivo era doble: de una parte tratar de apoderarse de una porción de ese segmento de ventas, y, de paso, prestigiarse, realzar su imagen como editora, no en vano la vistosidad e imagen que proyectaban estos cuadernos era muy superior a la del cuadernillo habitual.

Cuadernos que, como apuntábamos, por sus características (grafismo de portada, temática y autores) bien podían haber engrosado la lista de Selección Aventurera, pero las razones antes señaladas los desviaron finalmente en esta dirección. Los veinticinco ejemplares aparecidos hoy están catalogados por los coleccionistas en dos series: los llamados monográficos (once cuadernos) y la creación de Manuel Gago protagonista de esta entrada titulada Niño Gonzalo, que fueron catorce.

Niño Gonzalo es una colección que hoy tiene su intríngulis. Porque ni fueron catorce los cuadernos, ni tampoco era la primera vez que el personaje visitaba el tebeo. En realidad fueron quince o dieciséis, según se mire. Manuel Gago había dejado listo y entregado el cuaderno Nº 15 (La Rendición de los Indios), aunque éste nunca llegaría a publicarse. Pero lo verdaderamente curioso --algo que quizás muchos aficionados desconozcan--, es que la primera aparición del personaje, su origen, no tuvo lugar en la presente cabecera, sino en la hermana pobre de ésta que fue Selección Aventurera.

Quien quiera y pueda comprobarlo que eche un vistazo el cuaderno monográfico titulado Fuego a Bordo y verá que está protagonizado por un hidalgo llamado Diego de Acuña y por el criado de éste, Gonzalo: personajes principales de Niño Gonzalo. La historia narrada por este primigenio cuaderno se inicia en el año 1500, en España, cuando los ecos de las riquezas que atesora la tierra americana “han despertado la ambición de nobles y plebeyos. También en los hidalgos de linaje rancio y de bolsa escuálida. El nombre de la tierra de promisión es como un paraíso realizado”.




Portada y página interior del cuaderno de Selección Aventurera, Fuego a bordo, 
donde hizo por primera vez su aparición el personaje


En ese contexto se inician las andanzas del arruinado hidalgo Diego de Acuña, quien cansado de una despensa mísera, que sólo le permite alimentarse de judías, y acuciado por las deudas, decide hacer las américas. Una aventura en la que le acompaña su fiel criado Gonzalo, que a la postre será quien se lleve el mayor protagonismo de tan hispánica y colonizadora empresa. El cuaderno termina con los supervivientes del naufragio del barco en el que viajan llegando a la nueva tierra. Con la cruz por bandera, procederán a bautizar el recién pisado territorio como Nueva España en nombre de los reyes de Castilla y León, como si de Hernán Cortés y sus hombres se tratara. El cuaderno contó con Eduardo Vañó y Martínez Marzo en la parcela gráfica, portada e interiores, respectivamente.


RECUPERACIÓN DE LOS PERSONAJES
Valenciana debió pensar que en ese argumento de conquistadores había un filón patriótico de indudable tirón comercial --de hecho aún estaban recientes los cuadernos que Hispano Americana había dedicado a Pizarro y Hernán Cortés--. O quizás fue cosa del propio Manuel Gago, dibujante sobre el que recaería el encargo de dar continuidad a las aventuras del joven Gonzalo y Diego de Acuña.
Sea como fuere, el caso es que las aventuras de la pareja continuaron adelante de forma decidida, pero mutando su tamaño y su cuna inicial. El siguiente cuaderno, el supuesto primer número que en realidad era el segundo (Los Devoradores de Hombres), pasó ya a pertenecer Las Grandes Aventuras. Y así siguió hasta sumar catorce entregas: todas huérfanas de pistas o vínculos nominativos que facilitaran su identificación. Tan sólo el estilo inconfundible de Gago, así como sus fragmentadas portadas plagadas de indígenas, la hicieron relativamente identificable.

Dibujo original de una de las portadas


Este primer cuaderno asociado a Las Grandes Aventuras iniciaba la narración de manera inequívocamente continuista, como se podía comprobar con sólo leer la introducción: “El hidalgo Diego de Acuña y su fiel criado Gonzalo, en unión del capitán y dos tripulantes del barco que les transportaba a México, se encuentran en una terrible situación a causa de haber naufragado el buque y de haber sido arrojados por las olas a una playa desconocida”. 
Si el guión del primer cuaderno (Selección Aventurera) giraba en torno a una peligrosa travesía de los protagonistas en busca de su dorado particular, la continuación de Gago no podía ser más fiel al universo narrativo del autor. Aventura en estado puro, con selvas infectadas de peligros e indígenas con vocación caníbal. El espíritu de conquista pasaba a un segundo lugar para dar paso a otro tipo de espíritu, el de salvar el pellejo a toda costa, aunque el peregrinaje del reducido grupo de españoles seguiría teniendo como objetivo dar con el paradero de Hernán Cortés y unirse a su cruzada particular por tierras aztecas. En esa travesía se irán sucediendo algunos prodigios, como la evangelización de poblados indígenas a manos de Diego de Acuña. Pero quizá el más importante fuese la maravillosa evolución experimentada por Manuel Gago, idéntica a la que tuvo lugar en los primeros quince o veinte cuadernos de El Guerrero del Antifaz


Cuaderno núm. 2 del formato 21 x 32 cm.


Página interior del cuaderno núm. 1, una vez reanudadas las 
aventuras del personaje en el formato 21 x 32 cm.





lunes, 1 de abril de 2013

HISTORIETAS GRÁFICAS - CUENTOS AMELLER (Ameller, 1942)







Editorial: Ameller

Año: 1942
Ejemplares:  83?

Dibujos:  Aguado, Batet, Porto, Benejam, etc
Guión:  Varios
Tamaño:  17 x 24 cm.
Páginas:  16 + cubiertas
Precio:  1 y 1,25 pts.



Viñeta interior del cuaderno núm. 60
Dibujos de García Vilella

Historietas Gráficas o Cuentos Ameller –nombre este último por el que es conocida popularmente— constituyó junto a Cuentos Pilarín la primera incursión de la editora Ameller en ámbito del tebeo. La irrupción de este sello en el mercado tuvo lugar en 1942, alternado cuentos clásicos, novela popular y universal y tebeos.
La colección mostró en un principio una voluntad aventurera fuera de toda duda, en línea con la mayor parte de los tebeos que se publicaban por ese tiempo. Con un arranque productor de gran mimo, plástico y detallista: buen papel, excelente impresión y minuciosa selección de autores, al menos en el ámbito de las portadas. La serie fue desgranando títulos como Miguel Strogoff, Los esclavos del Sahara, El Gran desierto blanco, El coloso del aire, A la legión, La isla del tesoro, La montaña perdida, Los elefantes blancos, Los buscadores de oro; tebeos todos ellos basados en relatos conocidos o de reciente guiso, donde la aventura era la salsa principal. Sin embargo, en el cuaderno núm. 10 la cabecera parecía dar un giro inesperado con un ejemplar ubicado inequívocamente en la parcela del cuento de hadas. El príncipe feo era su título. 

Cuaderno núm. 14
Ilustración de Víctor Aguado

La colección –o lo que fuera, pues aún no mostraba reseña alguna que permitiera señalarla con un nombre--, siguió de nuevo su curso en el campo de la aventura, hasta que pocos números después cambió definitivamente su derrotero habitual para ir salpicando sus apariciones con todo tipo de géneros, con especial protagonismo del cuento de hadas.

Cuaderno núm. 21
Ilustración de Batet

¿Porqué una colección para niños desvió parcialmente sus miras hacia las niñas? Nuestra opinión es que lo hizo por dos razones. La primera porque no era una colección en sí, de las de cabecera fija y numeración. Nada en ella exigía un coleccionismo continuado; cada cuaderno era un producto independiente que se vendía en función de lo atractivo del título o de su portada. Y segundo porque su competencia más directa en Barcelona era entonces Cliper, editorial que acababa de sacar al mercado una deliciosa cabecera titulada Cuadernos Selectos, y que por lo visto estaba teniendo una gran acogida con el cuento popular y de hadas por bandera.
Cuaderno núm. 54
Ilustración de Vintró


Lo cierto es que todo ese batiburrillo o mezcla de géneros, donde no faltaron ciertas biografías  --véase Andersen y algún que otro deportista--, incluso algunos guiños al género infantil, con deliciosas portadas de Benejam, no constituyó impedimento alguno para que la serie alcanzara un éxito mayúsculo, como demuestra, al menos, una segunda edición, que fue ya designada con el título de Historietas Gráficas.  
En el bando competencial, Cliper presumía de tener entre sus hacedores a dibujantes de la talla de Jesús y Pili Blasco; también a Oche, Salvador Mestres y Margenat. Incluso a Tomás Porto, que dividiría sus quehaceres entre las dos editoriales. Pero Ameller no se quedaría atrás en su campaña de captación de autores de garantías. 

Cuaderno núm. 45
Ilustración de Víctor Aguado

Gran parte del éxito conseguido por Cuentos Ameller hay que atribuirlo sin duda a las portadas, con un inmenso Victor Aguado --¡qué maravilla de ilustrador!--, acompañado de los igualmente ilustres Vintró, Batet, Tomás Porto, Ayné y el mencionado Benejam. Otros autores destacados, tanto en portadas como interiores, fueron Bernet (el célebre Jorge de Doña Urraca), Enriqueta Bombón, A. Ribas, García Vilella, J. Dalmau, Bataller, Elias, Beyloc, etc. 









Portadas del cuaderno núm. 42 en sus dos ediciones
Ilustraciones de Víctor Aguado y Elías, respectivamente.


Del éxito de la colección da fe una segunda edición aparecida apenas finalizada su primera andadura; segunda edición que vio incrementar su precio en 25 cts., pasando de 1 pta. a 1,25. Al contrario que otras cabeceras de la época, Cuentos Ameller estrenó nuevos frontales en su segunda aparición. No sabemos si lo hizo al objeto de incrementar la calidad de las portadas --cosa bastante difícil-- o, como nos tememos, por hacer un regate a los más despistados para ver si colaba.
Cuentos Ameller o Historietas Gráficas debe ser considerada como una de las colecciones más sobresalientes y evolutivas de su periodo productor. Una cabecera que acogió en su seno a un conjunto de autores de vital importancia sectorial.  

Cuaderno núm. 57
Ilustración de Benejam 














Página interior del cuaderno núm. 55
Dibujos de Beyloc