Editorial: Toray
Año: 1949
Ejemplares: 22
Dibujos: Boixcar
Guión: J. B. Artés
Tamaño: 17 x 24 cm.
Páginas: 10 + cubiertas
Precio: 1,20 pts.
Año: 1949
Ejemplares: 22
Dibujos: Boixcar
Guión: J. B. Artés
Tamaño: 17 x 24 cm.
Páginas: 10 + cubiertas
Precio: 1,20 pts.
El
primer éxito editorial de Toray en sus primeros tres años de vida lo
protagonizó El Diablo de los Mares
(1947), una excepcional serie de piratas y espadachines ilustrada por el genial
dibujante Ferrando y guionizada por su cuñado J. B. Artés. De ahí que al poco
tiempo de finalizar la serie, y ante la gran demanda de cuadernos atrasados
–según reconocía la editorial en algunos de sus dorsos-- , Toray decidiera
recuperar la estela del personaje, esta vez en la persona de su hijo. El tebeo
español inauguraba así la transferencia aventurera entre padre e hijo; una
cesión de testigo justiciero que en el caso que nos ocupa fue bautizada como El Hijo del Diablo de los Mares.
El
guión recuperó inicialmente el protagonismo del padre, de manera que el patriarca
sirviera de puente --también de excusa--, y así poder justificar la continuidad
justiciera del hijo. El ex protagonista es un hombre que lleva medio siglo
viviendo “en la más apacible
tranquilidad, cual correspondía al héroe que durante tantos años luchara para
rehabilitar el buen nombre de su casta. Sin embargo parecía que ahora, en su
vejez, nuevas nubes de discordia amenazaban con empañar el límpido cielo de su
felicidad”.
Cuaderno núm. 4
Las
primeras viñetas muestran a un Duque de Lancaster entrado en años, --el hombre
que fue conocido como de El Diablo de
los Mares--, en compañía de su hijo y de la prometida de éste. Comentan
preocupados la situación que está viviendo el rey Guillermo en una corte que al
parecer está plagada de conspiradores. En ese momento el viejo Diablo recibe una carta del rey
solicitando su ayuda, lo que hará que el ahora Duque recupere la beligerancia
oxidada para ponerla al servicio de la corona.
Pero el
enemigo logrará en este primer cuaderno algo que no habían conseguido todos los
malvados aparecidos en los 68 cuadernos anteriores protagonizados por El Diablo
de los Mares: el asesinato del Duque de Lancaster. Una muerte que
propiciará la irrupción de su hijo en tareas justicieras.
Frente
al dibujo afectado y personalista de Ferrando, con ese punto de mueca en sus personajes,
incluso de cierta ironía gestual –deliciosa, por otra parte-- , Boixcar impuso
un estilo neutro y preciosista; esbelto y refinado. Bello, en definitiva. Con
un dinamismo de trazo sólo comparable con el del mejor Gago de El Guerrero del Antifaz.
En
cuanto al escenario, por buscar la comparación cinematográfica, Ferrando se
habría inspirado en el inolvidable personaje de Sabatini, El Capitán Blood; mientras que Boixcar estaría más cerca del héroe
de Sherwood, Robín de los Bosques.
Mas piratas y abordajes en la primera; más intrigas palaciegas y escenarios
campestres en la segunda, aunque tampoco en esta última faltaron las
beligerancias marinas.
Una de
las grandes obras del tebeo español de aventuras. Tuvo un recorrido de
veintidós cuadernos.
Cuaderno núm. 1
Página interior del cuaderno núm. 4
Una auténtica preciosidad que conocía muy poco. Boixcar es otro de mis dibujantes más queridos, y cualquier obra suya me parece de gran interés.
ResponderEliminarUn abrazo.