Año: 1950
Ejemplares: 3
Dibujos: Almarcha
Guión: Doors
Tamaño: 24 x 17 cm.
Páginas: 18 + cubiertas
Precio: 2 pts.
Ejemplares: 3
Dibujos: Almarcha
Guión: Doors
Tamaño: 24 x 17 cm.
Páginas: 18 + cubiertas
Precio: 2 pts.
Bilbao,
1950. Una nueva editorial bautizada con el nombre de Literfimls decidía probar
suerte en la industria del tebeo dada la ascendente corriente afectiva que
disfrutaba el medio. Si Barcelona, Madrid y Valencia se habían encaramado en lo
alto de la cima editora, Bilbao --nada menos que Bilbao--, no podía ser menos,
que para eso las gentes de allí eran la hostia y de estas había muchas en los
tebeos de esos años.
Bilbao
era la hostia incluso en fútbol --con aquella delantera compuesta por Iriondo,
Venancio, Zarra, Panizo y Gainza--, pero editar y
distribuir tebeos era otra cosa, una actividad poco o núlamente experimentada
en la zona. A pesar de que –justo es reconocerlo— la aparición de El Hombre Ardilla tenía su punto. Un
personaje con movilidad de ardilla que además jugaba al fútbol con endiablada
habilidad, no dejaba de ser sorprendente para el lector habitual de entonces.
Aunque, visto desde hoy, tampoco era tan raro que el tebeo autóctono concibiera
un hombre ardilla; de hecho los americanos hacía varios años que tenían un
hombre murciélago, otro araña, incluso uno de plástico, entre otros.
En
cualquier caso las hazañas de El Hombre
Ardilla sólo dieron para tres entregas --a pesar de que la editorial
presagiaba un largo recorrido anunciando la aparición de varias
series compuestas por diez cuadernos cada una de ellas--. Y eso que, como decíamos, la colección
tenía su atractivo. Quizás no tanto en la plasmación de la primera portada, aquí
reproducida, cuyos personajes parecen muñecos sacados de un museo de cera. Sin
embargo el dibujo interior era otra, estrafalario, arcaico, pero de inequívoca
notabilidad. Un trazo grotesco e histriónico, poco experimentado en el tebeo
autóctono. Los interiores también mostraron un ingrediente inusual en forma de
grandes titulares en la cabecera de cada una de las página; textos que
destacaban aquellos hechos más sugerentes de la narración.
La
primera viñeta era precedida por el siguiente texto introductorio: “Contaremos en primer lugar cómo el
Hombre-Ardilla hizo su aparición en el mundo civilizado, al que tan pronto
había de asombrar con sus increíbles hazañas deportivas. Para ello, lo mejor
será seguir las peripecias del “Maelstrom”, mercante noruego que, navegando por
los mares orientales, es sorprendido por un terrible tifón”.
El
capitán del barco se ve obligado a desviar el barco hacia una isla desconocida
a la espera de mejor tiempo. Al amanecer descubren que tienen un nuevo
tripulante, un muchacho pequeño y feo como un primate que brinca de asta en
asta con la facilidad de una ardilla. La tripulación del barco se verá incapaz
de echarle mano, de manera que el personaje, que según el capitán debió ser un
bebé abandonado y criado de forma salvaje en la isla, acaba desembarcando en
Buenos Aires, donde participará y triunfará en un partido de fútbol tal si
fuera un antepasado de Messi.
Un
creativo guión –aunque sólo hemos podido consultar el primer cuaderno— y una no
menos curiosa puesta en escena de la mano Doors y
Almarcha, respectivamente.
El
dorso del primer cuaderno planteaba mediante una prosa desenfadada y
convincente las bases de un concurso con “medio
centenar de grandes balones de goma de regalo” a los lectores más expertos
en cuestiones futbolísticas, la mayor parte de ellas centradas en el reglamento
del juego. Cada pregunta era acompañada de una viñeta descriptiva, facilitando así
su comprensión.
Los
cuadernos números 2 y 3 fueron titulados Guerra a muerte en un partido de fútbol y El sensacional partido del millón. Fútbol y más fútbol, como
correspondía a una ciudad que tenía en San Mamés su santo y seña.
Cuaderno núm. 1
Página interior cuaderno núm. 1
Curioso en todo y por todo este tebeo, Paco. Y una nueva sorpresa. Enhorabuena.
ResponderEliminarImágenes e información absolutamente impagables, como es norma en tu casa, Paco. Mil gracias!!
ResponderEliminarPedro Porcel