Editorial: Bruguera
Año:
1942
Ejemplares: 8
Dibujos: Sabatés
Tamaño: 17 x 24 cm.
Páginas: 10 + cubierta
Precio: 60 cts.
Precio: 60 cts.
1942. Hacía dos años que Bruguera remendaba
los jirones de una guerra que había trastocado toda su anterior andadura bajo
el nombre de El Gato Negro. Algunas recopilaciones de cuadernos de material pretérito
y algún que otro álbum de cromos eran hasta el momento sus flamantes
logros en esta nueva etapa iniciada en 1940. La batalla comercial empezaba a visualizarse
en el sector con el cuaderno de aventuras como artículo esencial.
El estreno de Bruguera en este segmento llegó con un claro
guiño al nuevo régimen. Al Intrépido
Aventurero Español (véase Roberto Alcázar
y Pedrín); o lo que es lo mismo, a Valenciana, le estaban yendo muy bien
las cosas, una situación de mercado que no pasó desapercibida para la antigua Gato
Negro. De ahí que en su estreno al cuadernillo apostara por un héroe de
connotaciones patrióticas al que bautizó con el nombre de Bala Certera y definió como El
Intrépido Explorador Español. La cabecera mostraba una estructura algo arcaica,
en la que los bocadillos se alternaban con grandes bloques de texto al pie de
cada viñeta, como si la nueva Bruguera le costara desprenderse de su pasado.
Los intrépidos aventureros empezaban
a mostrarse como un elemento esencial en esos primeros años del tebeo. Un prototipo
de héroe tomado de la novela clásica de aventuras y al que el folletín había recurrido
con fruición durante varias décadas. Héroes enfrascados en mil causas
justicieras por todo el planeta, sobrados de arrojo y bondad. ¿Bala Certera
fue uno más? Sí y no. Nos explicamos.
Sí, porque ciertamente sus constantes
respondían a todo lo expuesto anteriormente: justiciero, valiente, exótico
viajero, etc. Y no, porque no fue tanto un vengador o repartidor de bondades al
uso. Su vocación real era la de escritor --estamos pues ante el primer héroe
intelectual del tebeo español de posguerra--. Pero para escribir necesitaba de
historias atrayentes, de ahí que este héroe novelista decidiera explorar medio
mundo, vivir en carne propia todo tipo de avatares y trasladarlos luego a sus
novelas. Así que lo mismo se aventuraba en una expedición histórico-científica al Perú más exótico, que se internaba en las
entrañas de la selva amazónica en busca de una divinidad milenaria, que interpretaba
a lo Tom Mix una película en Tejas como actor principal, o participaba de un combate
de lucha libre.
Abel Canes, nombre real del
protagonista, acabará amasando una inmensa fortuna gracias a su habilidad con
los puños y las pistolas. Pero, sobre todo, con la pluma. Por cierto, fue uno
de los pocos personajes del tebeo clásico en pasar por la vicaría y disfrutar
de su luna de miel junto a su mujer, Carolina.
Sorprendente la elección editorial del
autor gráfico, Sabatés, que hasta ese momento no había ejercitado apenas el
trazo realista. Y más si tenemos en cuenta que por entonces --quizá sólo unos
meses después--, Bruguera reunía a varios de los mejores dibujantes del
panorama nacional en la colección Aventuras
y viajes, con Darnís e Iranzo como grandes referentes. Por no hablar de los
habituales de anteguerra, entre los que destacó poderosamente Salvador Mestres.
No, Sabatés no fue la mejor elección posible para una colección instalada en la
aventura y en la acción constante, aunque hay que reconocer el excelente nivel
de las portadas.
Portada e interior del cuaderno núm. 6
Fabuloso evocar tebeos tan olvidados como este. El nombre, si no me equivoco, lo toma Bruguera de un folletín de Gato Negro con el mismo título, pero que nada tenía que ver con el tebeo.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarAlgo de razón tienes, Pedro, acabo de dar con un folletín de Gato Negro titulado Rifle Certero. Fue publicado en 1932.
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