Editorial: Toray
Año: 1949
Ejemplares: 60
Guion: J. B. Artés
Tamaño: 17 x 24 cm.
Páginas: 10 + cubiertas
Precio: 1,25 ptas.
Precio: 1,25 ptas.
Aún hoy, Zarpa
de León proyecta un áurea de colección grandiosa e incomparable. Es posible
que la estima que abrigo por esta serie no sea del todo objetiva, pero no puedo evitar
sentirla. Está ahí, palpitando aún en algún rincón de mi memoria: esa parte del cerebro que,
a veces, un determinado advenimiento perturba de por vida. Viñetas de mis primeras luces
lectoras, entre las que estaba presente este héroe criado entre leones. Sea
como fuere, si tuviera que establecer un ranking con las diez mejores
colecciones del tebeo clásico español de aventuras, Zarpa de León sería sin duda una de ellas. Incluso su autor,
Ferrando, estaría también entre mis dibujantes preferidos. Una lástima que hoy apenas
nadie se acuerde de este magnífico autor, creador esencial de los mejores héroes
selváticos del tebeo español; émulos de Tarzán, entre los que se encuentra la
presente colección y otras que le fueron a la saga, como Jorga Piel de Bronce, Dixon
el Felino…, incluso Safari.
Emilio Giralt Ferrando llegó a Toray apenas
constituida ésta. Tras varias escaramuzas exitosas en la colección Azucena y,
sobre todo en la revista Chispa –con
un personaje, El Corsario X, que opositaba a mejores
cotas-- le fue encomendado un personaje que a la postre sería el primer gran éxito
de la editorial en el segmento aventurero: El
Diablo de los Mares. Cabecera, como apuntábamos, fruto de la buena acogida
que había obtenido el mencionado filibustero de la revista Chispa.
La siguiente creación sería la que hoy aquí nos
ocupa: Zarpa de León. Un guión
vigoroso y lúcido, de tintes dramáticos y epopéyicos, en el que un bebé
desamparado es criado entre leones. Historia quizá manida en el relato
mitológico, desde Rómulo y Remo, pero que aquí venía a representar toda una
novedad sectorial. Una narración que era un seguro de vida para la editorial,
como luego quedaría demostrado. Muchas pantallas españolas aún mantenían frescas
las imágenes de una película italiana de acogida multitudinaria, La Corona de hierro (1941), en la que un
niño, Arminio --heredero al trono de Kindaor--, es abandonado en el Valle de
los Leones con la intención de hacerlo desaparecer.
Número 1
Y así empieza esta historia, readaptada para el
tebeo por J. B. Artés. Con un tirano usurpando el reino de Bagundia, asesinando
a su rey y obligando a la reina a huir con su hijo de corta edad. Finalmente,
la soberana también será asesinada, pero no así el bebé, que es depositado por
su moribunda madre sobre una cestita en las aguas de un río subterráneo, cual profeta
Moisés, y acabará siendo criado entre leones en el denominado Valle Maldito.
Ahí, con la ayuda de un valeroso pastor y su perro, irá creciendo hasta que la
curiosidad y la venganza se apoderan de él.
La colección fue saludada por Toray con el
siguiente reclamo: “He aquí la
maravillosa historia de un niño que, abandonado entre temibles leones, templa
sus músculos en una dura escuela y vive una serie de fascinantes aventuras, de
las que es el indiscutible héroe por su agilidad, fuerza y potencia”.
Ferrando estableció aquí un código estético y un
escenario medievalista, de uniformes y guerreros, de reinos feudales, que tuvo gran
influencia en el devenir del tebeo patrio. Colecciones como Castor el Invencible, El Príncipe Dani y El Caballero del rey, dieron fe de ello. Todas ellas de la mano de
Martínez Osete, que tuvo en el autor de Zarpa de León uno de sus grandes
referentes.
Zarpa de León fue desgranado en el quiosco
número a número, hasta un total de 60 entregas. A medida que el guion fue
ampliando su minimalismo inicial y ganando horizontes, también las portadas
fueron tomando mayor expresividad, con un cromatismo al servicio de la épica
que aún hoy resulta conmovedor. Quizá la mejor cabecera de Emilio Giralt
Ferrando.
Portada y página interior de los cuadernos núm. 44 y 14, respectivamente
No hay comentarios:
Publicar un comentario