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viernes, 6 de julio de 2012

AGUILAR, MONOGRÁFICOS (J. L. Aguilar, 1943)











Editorial: J. L. Aguilar
Año: 1943
Ejemplares:  2?
Dibujos:  Pertegás?
Guión: 
Tamaño:  16,5 x 23 cm.
Páginas:  10 + cubiertas
Precio:  50 cts.





J. L. Aguilar fue uno de esos sellos aparecidos como consecuencia de la singular eclosión posbélica del cuaderno aventurero, un rara avis del mundo de la edición que vista desde la distancia que dan los años hacía presagiar un futuro ilusionante. No tanto por la calidad de sus creaciones,  a todas luces cándidas y en cierta manera desmañadas, sino por el aura de honestidad que hoy desprenden, por ese genuino sabor a tebeo clásico y vetusto de esos primeros años.
Esta editora valenciana inició su andadura de forma ambiciosa, con el brío y la pasión de quien pretende lucirse en la aplicación de sus objetivos. De ahí que la mayor parte de sus cabeceras (Rostro de Cuero; Victor, Alicia y el Profesor Guillermo de Álava; Carlos Ribera, etc.) presentasen un generoso formato, una buena calidad de impresión y un soporte de rumboso gramaje. Pero, sobre todo, J. L. Aguilar sorprendió incorporando un plus de color en las páginas interiores de la mayoría de sus cabeceras, un cromatismo desconocido en el mercado hasta el momento. Claro que su precio también era de campeonato para los tiempos que corrían, 1,50 ptas., algo que sin duda  acabó pasando factura a esta desafortunada editorial que cerraría sus puestas cuando apenas llevaba un año en activo.  
En todo caso, ni el generoso formato, ni el color interior, ni el precio mencionado tuvieron nada que ver con los dos o tres cuadernos englobados en este apartado de monográficos. ¿Fueron dos?, ¿tres?..., imposible pronosticar, al menos para quien esto escribe. El catálogo de J. M. Delhom señala tres ejemplares con interrogante, aunque sin mayor dato visual que lo confirme. Y Tebeosfera relaciona dos, y aquí si podemos comprobar las correspondientes imágenes. En todo caso, ahí dejamos la incógnita, a la espera de que alguien nos saque de dudas.
Los cuadernos fueron titulados La Banda de los Ranas y Los dos Robinsones, dos aventuras de aires folletinescos muy cercanas a las que proponía la colección que empezaba a triunfar por esos años: Roberto Alcázar y Pedrín --de hecho, por ese tiempo, uno de los cuadernos de esta colección de Valenciana, el núm. 43, fue titulado La Cuadrilla Rana Verde--. También las portadas recordaban a la colección de Vañó, con ese tratamiento multifragmentado que pueden observar en el cuaderno que reproducimos, que, por cierto, tuvo como protagonista a Jack London, un Inspector de Scotland Yard que, curiosamente, poseía el mismo nombre del afamado novelista de La Llamada de la Selva (1903) 
En cuanto a la autoría de los dos cuadernos, la impresión personal es que fueron realizados por Enrique Pertegás, autor por ese tiempo de dos memorables colecciones de ambiente selvático: Ultus, Rey de la Selva y Silac, el Hombre León. Como digo, no es más que una deducción personal, por estilo, por características del trazo..., ya que la única pista que figura en alguna viñeta interior es una lacónica P. Agradeceré cualquier opinión al respecto.
Aprovecho también para agradecer cualquier colaboración externa, cualquier aportación o reconvención que ayude o genere debate sobre los objetivos del presente blog, que no son otros que los de aportar un poco más de luz, si cabe, al sorprendente legado que generó la industria del tebeo en esos años.    




Primera página interior del cuaderno La Banda de los Ranas.
Dibujos de Pertegás, presumiblemente.


viernes, 29 de junio de 2012

CARTAPACIO Y SEGUIDILLA (Marco, 1943)










Editorial: Marco
Año: 1943
Ejemplares:  108
Dibujos:  Boix
Guión:  Boix
Tamaño:  16 x 22 cm
Páginas:  8 + cubierta
Precio:  50, 30 y 35 cts.





A mi querido amigo de juergas tebeísticas Antonio Bonastre, 
quien venera y conoce como nadie estas series infantiles 
de la factoría Marco.


El cine español no se prodigó como el francés en la comedia bufa; o como el norteamericano en el slatic, ese tipo de cine hilarante en el que las zarabandas, atropellos y los gags desquiciantes transcurrían sin cesar. Pero sí tuvo en el tebeo su equivalente gracias a editoriales como Marco y a creadores como Emilio Boix, uno de los grandes referentes del tebeo humorístico de posguerra con series como la presente, entre otras.

El autor por ese tiempo alternaba Cartapacio y Seguidilla (Colección Pipa) con varias cabeceras de parecidas características formales: Hipo, Monito y Fifi (Biblioteca Especial para Niños); Pirulo y Tontolote (Acrobática Infantil); Pingo, Tongo y Pilongo, etc. Todas ellas bajo el sello de Marco, editorial a la que dedicaría sus mejores creaciones, antes y después de la guerra. 
La pareja de detectives representada por Cartapacio y Seguidilla, una especie de émulos de Sherlock Holmes y Watson en clave caricaturesca, constituyó un éxito de los grandes. No al nivel del animalandia de Hipo, Monito y Fifi, que perduró en el tiempo más de doce años, pero tanto como para extenderse a lo largo de 108 ejemplares. Cifra ciertamente formidable para un tebeo infantil de reiterada fórmula, en la que los dos sabuesos protagonistas ponían a caldo a bandidos y gentes de mal vivir, aplicándoles todo tipo de triquiñuelas y humillaciones en su captura. Guiones de lo más divertido con buenas dosis de surrealismo. Sirva como ejemplo el correspondiente al cuaderno núm. 2, La Pantera de Texas, en el que un Sheriff cobardita solicita ayuda a la pareja protagonista porque dice que tiene que recoger un saco de pepitas de oro y no se atreve a hacerlo solo. Un bandido ha amenazado con matarlo, ya que, según argumenta el malhechor, las pepitas son de su propiedad porque tiene una hermana que se llama Pepita.
Portada del cuaderno núm. 2

En el trazo burlón y expresivo de Boix radicó gran parte del encanto de la Colección Pipa, en la que habitaron estos dos personajes en exclusiva. Luego, poco más tarde, Marco volvió a recuperarlos para dar lustre a una nueva versión del semanario La Risa, esta vez con carácter de revista, en 1952.
En esa revista se produjo una curiosa circunstancia, al hacerse cargo de los personajes en más de una ocasión el gran Francisco Ibáñez, que por ese tiempo (1955) iniciaba su andadura en el medio. De ahí que muchos estudiosos del tebeo hayan visto cierta correlación entre Cartapacio y Seguidilla y Mortadelo y Filemón, dando a entender que el autor pudiese haberse inspirado en los personajes de Boix para crear su celebérrima  pareja de la TIA.
Portada del cuaderno núm. 78

Emilio Boix no sólo fue un maestro del trazo humorístico; también fue un copy genial, creador de títulos y personajes de divertida fonología:  En el reino de Chu-Le-Tha, Pa-Toso el caco de los mares, Bon y Ato S.A., El Marqués de la Ensaimada, La Chufa que chifla, etc.
La colección tuvo diferentes precios. De los  0,50 cts. de origen, pasó a 0,30, incluso a 0,35, ya en su última entrega (cuaderno núm. 108). También contó con una edición en formato bolsillo compuesta por doce cuadernos. 
Portada del cuaderno núm. 13

Interior del cuaderno núm. 38

lunes, 25 de junio de 2012

CARMENCITA, SUPLEMENTO DE LOS CUENTOS DE HADAS (A. Genies, 1951)



Editorial: Alberto Genies
Año: 1951
Ejemplares:  8?
Dibujos:  Alberto Genies, Luis Poch, 
Fernándo Martínez, Salvador Valls, 
Carmen Barbará...
Guión:  Varios
Tamaño:  17 x 21 y 12 x 17 cm.
Páginas:  16 + cubiertas
Precio:  2 y 1,25 pts






Fue la segunda colección aparecida al amparo del nominativo Carmencita, primera de las cabeceras impulsadas por Alberto Genies desde su recién estrenada editorial. El alarde de calidad del que hizo gala Carmencita, con su personalísima plantilla de dibujantes, Luis Poch, Carmen Barbará, Salvador Valls, M. Rosa Padullés, Fernando Martínez, José Mira, Jorge Guilimany y el propio Alberto Genies, dio lugar a esta bifurcación denominada Extraordinario de los Cuentos de Hadas Carmencita. Hubo una tercera rama --prematuramente abortada-- titulada Suplemento Carmencita, de la que ya hemos hablado aquí (ver entrada)

Extraordinario de los Cuentos de Hadas Carmencita fue planteada a modo de una revista, con secciones, historias y personajes de curiosa miscelánea; casi siempre con la viñeta como principal elemento narrativo. Desde el número inicial se mostraban una serie de personajes encaminados a familiarizarse con las lectoras, pues a ellas iba dirigida la revista. La propia Carmencita, en un dibujo de Alberto Genies, lanzaba el siguiente mensaje. “Amiguitas. Ante todo quiero presentaros a mis amigas que son: Susy, Rayito de Luna, Lucilla, Betsy y Molly y que están dispuestas a contaros sus estupendas aventuras”


Portadas de los cuadernos num. 7 y 8, una vez 
reducido el formato de la revista. 
Creaciones de Luis Poch y Carmen Barbará, respectivamente

Personajes todos ellos femeninos, como era natural, a los que se añadían otras narraciones en clave de cuanto de hadas. Unos y otras tuvieron como hacedores gráficos a la mayor parte de los autores anteriormente relacionados.
La idea era conseguir que los personajes mencionados pudieran convertirse con el tiempo en protagonistas de futuros cuadernos; cosa que aconteció poco tiempo después en la cabecera Suplemento Carmencita, aunque el recorrido comercial de esta colección no alcanzó para que todos ellos disfrutaran de su correspondiente cuaderno.  
En el apartado promocional, cabe destacar un concurso de dibujo consistente en iluminar la contraportada, en la que aparecía reproducida en blanco y negro la portada del cuaderno. Se trataba, pues, de mostrar cierta habilidad cromática. El concursante que más se acercara al anverso original era obsequiado con “una colección completa de cuentos de hadas”
La colección sufrió una reducción de formato y también de precio, finalizando su recorrido en el cuaderno número ocho. 

Portada del cuaderno núm. 1
Creación de Alberto Genies
.


Página interior del cuaderno núm. 1 
protagonizada por Rayito de Luna, creación de Luis Poch
,

lunes, 18 de junio de 2012

CINE AVENTURA (Bruguera, 1944)






Editorial: Bruguera
Año: 1944
Ejemplares:  4?
Dibujos:  Cifré 
Guión:  Cifré
Tamaño:  16 x 21 cm
Páginas:  8 + cubierta
Precio:  30 cts.





Algunas editoriales utilizaron el término Cine de forma frívola, sin venir a cuento, sin que nada en la cabecera lo justificase, ni siquiera alguna imagen rememorativa robada a la memoria inconsciente del propio autor. Quizás uno de los ejemplos más concretos lo constituya la presente colección de Editorial Bruguera titulada Cine Aventura (1944). Una práctica, entendible por otro lado, que buscaba sinergias con lo que el cine poseía en ese tiempo de esencia aventurera, de abanderamiento ensoñador. 
Lo cierto es que durante varias décadas, el cine fue el gran escaparate en el que se miraba la industria editorial, una despensa sin fondo de la que siempre se podía sacar algo de provecho, aunque, como en el caso que nos ocupa, solo fuese su propia expresión. 
 
Cine Aventura incorporó a sus portadas un marchamo de lo más visible, sin complejos, manifiestamente intencionado, en un tiempo de cabeceras huérfanas de créditos o definiciones identitarias debido a la absurda ley de prensa infantil. Bruguera se saltó aquí esas normas opacas que impedían el tratamiento corporativo. Y lo hizo, como decimos, de forma clara y rotunda, con un logotipo circular que ofrecía pocas dudas, salvo la que hacía referencia a su promesa cinematográfica, que, tal como apuntábamos anteriormente, no fue tal. Eso sí, algunos de los héroes protagonistas, casos de Dick Turpin o Búfalo Bill, poseían ciertos vínculos con la pantalla, remembranzas al fin y al cabo. Pero solo eso.
Todo parece indicar que la colección obtuvo escaso recorrido, presumiblemente cinco ejemplares: los dos aquí reproducidos, uno dedicado a Dick Turpin (Lucha a Muerte) y dos títulos más, El Rey del Mar y El Rapto, correspondiendo este último título al núm. 1 de la colección. Todos ellos dibujados por un incipiente Cifré que se había destapado como autor de trazo realista poco tiempo atrás en la memorable cabecera Viajes y Aventuras (Bruguera, 1943). Pudo existir un sexto cuaderno titulado Bob el Temerario, del que hemos dado cuenta en una entrada anterior (ver entrada del mismo título)     

Cine Aventura fue --o al menos lo pretendió-- la hermana pequeña de la mencionada Viajes y Aventuras o Aventuras y Viajes, cuyo precio estaba fuera del alcance de muchos bolsillos; un producto que al igual que hicieron otras editoriales pretendía cubrir la franja de los consumidores menos pudientes. 30 céntimos parecía un precio de lo más atractivo para un tebeo que proponía aventura de la buena. Pero la propuesta no caló.  
La ausencia de información en los dorsos de los cuadernos consultados, donde solo figura el sello editorial, hace imposible establecer un orden de aparición de los supuestos tres o cuatro cuadernos que editó esta serie.



El Avión Perdido, primera página interior

jueves, 14 de junio de 2012

DAVID DE LA POLICÍA MONTADA (Valenciana, 1950)











Editorial: Valenciana
Año: 1951
Ejemplares:  16
Dibujos:  Manuel Gago y Luís Gago
Guión:  Pedro Quesada
Tamaño:  16 x 21 cm
Páginas:  10 + cubierta
Precio:  1 Pta.






Típico western de Manuel Gago ambientado en Canadá, con la Real Policía Montada como elemento diferenciador y un Agente, el cabo David, encargado de impartir justicia. Un western al fin y al cabo, con sus indios de los más salvajes, que alcanzó a publicar dieciséis ejemplares.
Su llegada a los quioscos se produjo en 1951, pero el personaje llevaba ya varios años durmiendo en un cajón de la editorial, quizás desde mediados de los años cuarenta, coincidiendo con la edición de Hispano Americana, King de la Policía Montada (1946), un famoso relato de Zane Grey adaptado al espacio de la viñeta por Allan Dean. Relato que había llegado asimismo a las pantallas de toda España. interpretado por Allan Lane, en clave de jornadas.

David de la Policía Montada fue presentada así: Una nueva serie de aventuras completas, con luchas sensacionales y arriesgadas y temerarias intervenciones de este simpático y heroico personaje de la Policía Montada, siempre en defensa del débil y al servicio de la justicia. Lo de "aventuras completas" quedó en promesa incumplida, ya que avanzada la colección los guiones pasaron a ser de continuará. 
Unos meses antes de esta edición de Valenciana, Editorial Marco había puesto también en circulación otro héroe igualmente perteneciente al mencionado cuerpo canadiense: El Capitán Sullivan de la Policía Montada (1950), por lo que es más probable que esta creación de Pedro Alférez actuase de revulsivo para desempolvar el trabajo de Gago.
En ese mismo año, otra cabecera fue a sumar un nuevo justiciero al catálogo canadiense del tebeo español, en este caso un Sargento, de apelativo Invencible. Lo hizo bajo el sello de la recién inaugurada Editorial Maga y con dibujos de Miguel Quesada. 

Cuaderno núm. 1 


Página interior del cuaderno núm. 8