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viernes, 2 de marzo de 2018

TIMBO Y TAMBO / ZARZÁN (Codiar, 1950)


Editorial:  Codiar
Año:   c. 1950
Ejemplares:  3?
Dibujos:   Ayné
Guión:   Ayné
Tamaño:   7,5 x 16 cm.
Páginas:   10 + cubiertas
Precio:   60 cts.


Muchos de los datos extras que hoy conocemos del sector del tebeo, de las características de determinadas cabeceras, de los intríngulis y modo de hacer o actuar de esta o aquella editora, han sido posibles gracias al contenido de algunas contraportadas. En muchas ocasiones estos dorsos se han comportado como una especie de tablón de anuncios de la editorial, el espacio dedicado a conectar con el lector e informarle de las bondades de una colección concreta o de las novedades y próximos lanzamientos. También de los números publicados de una determinada serie: esas listas de títulos, desgranados ordenadamente, que hoy agradecemos con fervor cuantos nos dedicamos a desentrañar el enorme legado de nuestros tebeos.

En el caso de Codiar, editora sobre la hoy recae la más absoluta obscuridad en todo lo relacionado con su aparición, sus gestores, incluso su producción, aunque todo apunta que ésta no pasó de siete u ocho cuadernos en total, la información contenida en sus contraportadas supuso un paso más allá de lo habitual en el sector. Los cuadernos de Timbo y Tambo y los de Zarzán consultados utilizaron el dorso para lanzar una proclama cuanto menos atípica. De hecho, ninguna otra editorial había recurrido a una nota pública para advertir a distribuidores y repartidores que sólo se admitirían devoluciones de los cuadernos hasta una fecha determinada. Y que todo el material que llegara después de la medianoche del plazo marcado sería considerado como vendido en firme y no se atendería reclamación alguna. Una imposición más propia de una editorial poderosa que de una recién llegada, como era el caso de Codiar. La cosa no debió funcionar como la editora esperaba, y no tuvo más remedio que rectificar al vencimiento del plazo, reimprimiendo sobre el dorso un destacado texto que anulaba dicha imposición y dejaba el plazo de devolución en ilimitado. Todo un presagio de la tormenta que luego llegaría en forma de cierre de la editorial.

Constatar la firma de Ayné en todos los ejemplares de las tres colecciones que propuso Codiar, nos hace suponer que pudo tratarse de un proyecto personal del autor, o de alguien muy cercano. Un Ayné que se mostró aquí con un trazo más exquisito y limpio si cabe de lo habitual. De las tres cabeceras, una fue enmarcada en el segmento del cuento de hadas, Mariposa, de la que muy probablemente solo llegó a publicarse un ejemplar, aunque fueron anunciados cinco o seis títulos más. Y las otras dos se situaron en el plano humorístico: Zarzán y Timbo y Tambo.















Portada y página interior cuaderno núm. 2


La primera, un émulo de Tarzán y un clon en toda regla de otro personaje del autor que llevaba años editándose: Narizán (Ed. Marco). La única discrepancia entre ambos personajes es una pequeña variedad en la vestimenta. Mientras que en la colección de Marco el héroe vestía sólo un calzón corto, en esta, la editada por Codiar, el pantaloncito extendía una franja de la misma tela sobre el torso que llegaba hasta el hombro y bajaba por la espalda. Una especie de camiseta a medias que se unía con el pantalón. En ambos casos las vestimentas adornadas con lunares.

En el caso de Timbo y Tambo, los protagonistas son una pareja de detectives privados cándidos y bufos, fórmula muy del gusto del autor, que había recurrido a ella más de una vez.

Ambas colecciones de producción escuálida –apenas tres cuadernos en cada una de ellas--, en línea con el formato bolsillo en el que fueron presentadas. Todo un presagio.




















Portada y página interior cuaderno núm. 3

domingo, 11 de febrero de 2018

ZARPA DE LEÓN (Toray, 1949)


Editorial:  Toray
Año:   1949
Ejemplares:  60
Dibujos:   Ferrando
Guion:   J. B. Artés
Tamaño:   17 x 24 cm.
Páginas:   10 + cubiertas
Precio:   1,25 ptas.



Aún hoy, Zarpa de León proyecta un áurea de colección grandiosa e incomparable. Es posible que la estima que abrigo por esta serie no sea del todo objetiva, pero no puedo evitar sentirla. Está ahí, palpitando aún en algún rincón de mi memoria: esa parte del cerebro que, a veces, un determinado advenimiento perturba de por vida. Viñetas de mis primeras luces lectoras, entre las que estaba presente este héroe criado entre leones. Sea como fuere, si tuviera que establecer un ranking con las diez mejores colecciones del tebeo clásico español de aventuras, Zarpa de León sería sin duda una de ellas. Incluso su autor, Ferrando, estaría también entre mis dibujantes preferidos. Una lástima que hoy apenas nadie se acuerde de este magnífico autor, creador esencial de los mejores héroes selváticos del tebeo español; émulos de Tarzán, entre los que se encuentra la presente colección y otras que le fueron a la saga, como Jorga Piel de Bronce, Dixon el Felino…, incluso Safari.

Emilio Giralt Ferrando llegó a Toray apenas constituida ésta. Tras varias escaramuzas exitosas en la colección Azucena y, sobre todo en la revista Chispa –con un personaje, El Corsario X, que opositaba a mejores cotas-- le fue encomendado un personaje que a la postre sería el primer gran éxito de la editorial en el segmento aventurero: El Diablo de los Mares. Cabecera, como apuntábamos, fruto de la buena acogida que había obtenido el mencionado filibustero de la revista Chispa.

La siguiente creación sería la que hoy aquí nos ocupa: Zarpa de León. Un guión vigoroso y lúcido, de tintes dramáticos y epopéyicos, en el que un bebé desamparado es criado entre leones. Historia quizá manida en el relato mitológico, desde Rómulo y Remo, pero que aquí venía a representar toda una novedad sectorial. Una narración que era un seguro de vida para la editorial, como luego quedaría demostrado. Muchas pantallas españolas aún mantenían frescas las imágenes de una película italiana de acogida multitudinaria, La Corona de hierro (1941), en la que un niño, Arminio --heredero al trono de Kindaor--, es abandonado en el Valle de los Leones con la intención de hacerlo desaparecer.


Número 1

Y así empieza esta historia, readaptada para el tebeo por J. B. Artés. Con un tirano usurpando el reino de Bagundia, asesinando a su rey y obligando a la reina a huir con su hijo de corta edad. Finalmente, la soberana también será asesinada, pero no así el bebé, que es depositado por su moribunda madre sobre una cestita en las aguas de un río subterráneo, cual profeta Moisés, y acabará siendo criado entre leones en el denominado Valle Maldito. Ahí, con la ayuda de un valeroso pastor y su perro, irá creciendo hasta que la curiosidad y la venganza se apoderan de él.

La colección fue saludada por Toray con el siguiente reclamo: “He aquí la maravillosa historia de un niño que, abandonado entre temibles leones, templa sus músculos en una dura escuela y vive una serie de fascinantes aventuras, de las que es el indiscutible héroe por su agilidad, fuerza y potencia”.

Ferrando estableció aquí un código estético y un escenario medievalista, de uniformes y guerreros, de reinos feudales, que tuvo gran influencia en el devenir del tebeo patrio. Colecciones como Castor el Invencible, El Príncipe Dani y El Caballero del rey, dieron fe de ello. Todas ellas de la mano de Martínez Osete, que tuvo en el autor de Zarpa de León uno de sus grandes referentes.  


Zarpa de León fue desgranado en el quiosco número a número, hasta un total de 60 entregas. A medida que el guion fue ampliando su minimalismo inicial y ganando horizontes, también las portadas fueron tomando mayor expresividad, con un cromatismo al servicio de la épica que aún hoy resulta conmovedor. Quizá la mejor cabecera de Emilio Giralt Ferrando.






































Portada y página interior de los cuadernos núm. 44 y 14, respectivamente