Año: 1947
Ejemplares: 68
Dibujos: Ferrando
Guión: J. B. Artés
Tamaño: 17 x 24 cm.
Páginas: 16 y 10 + cubiertas
Precio: 1 y 1,25 pta.
“Corría el año 17… Una lluviosa mañana de invierno,
una poderosa flota, compuesta de tres galeones partió de un famoso puerto
inglés para un largo viaje. A bordo de las naves, en sus panzudos vientres una
legión de penados iba deportada a una lejana isla, en donde verían transcurrir
sus días en un agotador trabajo bajo un sol abrasador”
Así da comienzo este relato protagonizado por uno de
los grandes personajes del tebeo español: El Diablo de Mares, un reo de la
corona inglesa que pronto encabezará una rebelión a bordo arengando al resto de
presos con un mensaje que prometía emoción y aventura a raudales, como así
sucedió: “Vosotros me habéis elegido y bautizado. Seré pues, a partir de este
momento, El Diablo de los Mares y ante vosotros temblará el mundo entero”
Segundos más tarde se le agregará un escudero al que llaman Limón, un chinito
resabiado y simpático de fácil verborrea, muy en línea con el Pedrin de la
Colección Alcázar, salvo que mucho más feo, y con el que tendrá que apechugar
toda la serie. Menos mal que pronto les hará compañía una bella señorita que
respondía al nombre de Esther. Luego se le acercarán todo una corte de
personajes, pero ya con intenciones menos amorosas, lo que dará lugar a que
nuestro protagonista saque el Diablo que lleva dentro.
Viñeta correspondiente al cuaderno núm. 2
El Diablo de los Mares estuvo inspirada en la cinta
de Warner Bros, El Capitán Blood. Editorial Toray aprovechaba así el éxito
descomunal que había alcanzado en España la película interpretada por Errol
Flynn; éxito que continuaba vigente debido a las reiteradas reposiciones del
film. Inspiración que alcanzó incluso al físico del personaje, bigotito
incluido.
Segunda gran colección de
aventuras sazonada con piratas de esta editora fundada y dirigida por
Antonio Ayné Arnáu --primo del famoso dibujante--, después del éxito que había logrado el genial García Iranzo con
su Capitán Coraje. También constituyó
la segunda incursión de Ferrando en el cuaderno de aventuras. Con anterioridad,
el autor había pasado por Grafidea, dejando su incipiente trazo en varios
cuadernos de la cabecera Tom Clark (1944)
Álbum recopilatorio núm. 1
Sin
duda una de las grandes creaciones del tebeo autóctono. Llegó a publicar
sesenta y ocho ejemplares, que también fueron comercializados en álbumes recopilatorios poco después.
A la finalización de la serie, y como consecuencia del éxito obtenido, Toray cedió el testigo de unas nuevas aventuras al hijo de este endiablado justiciero, dando lugar a una nueva cabecera: El Hijo del Diablo de los Mares (1949), que contó con el trazo elegante y sobrio de un genial dibujante que por ese tiempo empezaba a destacar: Guillermo Sánchez Boix, más conocido como Boixcar.
A la finalización de la serie, y como consecuencia del éxito obtenido, Toray cedió el testigo de unas nuevas aventuras al hijo de este endiablado justiciero, dando lugar a una nueva cabecera: El Hijo del Diablo de los Mares (1949), que contó con el trazo elegante y sobrio de un genial dibujante que por ese tiempo empezaba a destacar: Guillermo Sánchez Boix, más conocido como Boixcar.
Cuaderno número 32, presidido por el trío protagonista
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