Editorial: Bruguera
Año: 1947
Ejemplares: 26
Dibujos: Borné y Martínez Osete
Guión: Borné y P. Quesada
Tamaño: 17 x 24 cm.
Páginas: 16 - 10 + cubiertas
Precio: 1 pta.
Año: 1947
Ejemplares: 26
Dibujos: Borné y Martínez Osete
Guión: Borné y P. Quesada
Tamaño: 17 x 24 cm.
Páginas: 16 - 10 + cubiertas
Precio: 1 pta.
1947
fue un año clave en el devenir de Bruguera. Al renacer de la revista de
historietas por antonomasia del tebeo español, Pulgarcito, Bruguera sumó su apuesta firme y decidida por el
cuaderno de esencia aventurera. Un periodo en el que el Rafael González ejercía desde hacía menos de un año de alma máter de la
editorial; cargo que hoy podría definirse como Director Técnico.
Ese año
vio nacer --además de la colección que nos ocupa-- cabeceras como Ted el Pelirrojo, El Caballero de las Tres Cruces, Brick Bradford y Ricardo
Mantecas y Jorgito Apuros, siendo la colección de Borné la que alcanzaría mayor
éxito: veintiséis cuadernos, una cifra sensiblemente superior a otra de las
cabeceras encumbradas hoy por los aficionados al género, como es El Caballero de las Tres Cruces, que se
quedó en diecisiete entregas. Sin duda, las portadas de Borné tuvieron mucho
que ver en ello. Bellas y potentes como pocas en esos años. De hechuras
rotundas y resueltas, tanto en lo gráfico como en lo cromático. Tampoco
desmerecía el dibujo interior, a pesar de la ensalada de influencias o calcos
que mostraba: Freixas, Gago, Raymond…, incluso Clarence Gray, Ferrando y Emilio Boix estuvieron presentes en los rasgos faciales o físicos de algunas viñetas desde
el mismísimo número uno. Más tarde la fijación fusiladora de Borné se
tranquilaría, dando lugar a un dibujo algo más personalista, aunque sin apartar
del todo la mirada sobre Emilio Freixas.
Cartel anunciador
Félix
Borné había iniciado su andadura un par de años atrás en hispano Americana,
concretamente en la serie Infantil de
las Grandes Aventuras, que fue por otra parte la colección nodriza de
muchos de los dibujantes del país en esos primeros años del cuadernillo. Hemos
localizado hasta tres cuadernos firmados por el incipiente autor, cada uno de
ellos ubicado en género diferente: un aventura en la jungla (Balik el Cruel), un western (El Vengador del Desierto) y un cuanto de
hadas (El Hijo del Rajá), cada uno
con sus filias correspondientes, incluido un extraño acercamiento a otro
dibujante de esa época que tampoco se quedó manco a la hora de buscar
referentes inspiradores, Ricardo Beyloc.
El
guión, obra en un principio de Borné y más tarde de Pedro Quesada, era tan
previsible como atractivo para unos tiempos donde la exigencia lectora de los
más jóvenes apenas existía. La acción tenía lugar en Lautemburgo, capital del
reino de Suravia, donde nuestro héroe, cubriendo su rostro con una capucha y
luciendo una estrella en el pecho, pondrá fin a la tiranía del Rey Adolfo con
la ayuda de su fiel amigo Puño de Hierro. Aunque para ello tendrán que lidiar
con una manada de energúmenos de armas tomar, en el sentido literal del
término.
Al
contrario que la mayoría de los héroes enmascarados, El Hombre de la Estrella, aparece en escena sin mayor coartada a su
fijación justiciera. Ni un motivo ni una causa por la que luchar, salvo el
talante bondadoso en favor de los más necesitados y contra la tiranía del que
hace gala. Tampoco parece que existan razones a su personalidad clandestina,
aunque no hemos podido examinar toda la colección.
“Era el enigmático y temido personaje que intervenía
siempre que era necesaria su espada justiciera: El Hombre de la Estrella”. Así rezaba el texto
que acompañaba la primera aparición del protagonista cuando éste acude en ayuda
de un condenado a muerte. El reo –futuro Puño de Hierro--, una vez libre, le
dirige estas palabras a su misterioso salvador: “Quienquiera que seáis, caballero, yo os bendigo con toda mi alma.
Disponed de mi hasta la muerte. Soy vuestro esclavo”. Gente agradecida la
del tebeo, sí señor.
Los ejemplares núm. 14, 15 y 16 fueron obra de Martínez Osete. A partir del núm. 17 la colección pasaría de nuevo a manos de Borné.
Los ejemplares núm. 14, 15 y 16 fueron obra de Martínez Osete. A partir del núm. 17 la colección pasaría de nuevo a manos de Borné.
Cuaderno núm. 1
portada y página interior
Una iconografía poderosa la de Borné, a despecho de que verdaderamente la mayoría de imágenes son copiadas. Pero la mezcla da un aire extraño y seductor, por ejemplo con esa fascinante mixtura de ropajes que leva de la mano de Freixas, a combinar cotas de malla medievales con calzas dieciochescas, gorgueras del XVII, cucuruchos de damas del siglo XII o cualquier otro elemento extemporáneo...
ResponderEliminarYo leí la colección, que ahora no tengo a mano, y juraría que en efecto nunca se desvela el porqué del capuchón del protagonista, que se ve que decide lucir llevado por su buen gusto y su innegable atractivo estético... ¡Una suerte para los lectores! (Y menudo cartel: qué envidia...)
¡Fascinante colección! Por supuesto no la conocía.
ResponderEliminarGracias por enseñarnos estos tesoros.
Como curiosidad de la colección, comentar que los números 14, 15 y 16 pertenecen a Martinez Osete y que a partir del nº 19 se paso a 3 tiras de viñetas por página en vez de dos.
ResponderEliminarRamón
Muchas gracias por la aportación, Ramón. Tomo nota y en breve corregiré el dato, Saludos y gracias de nuevo.
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