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jueves, 14 de junio de 2012

DAVID DE LA POLICÍA MONTADA (Valenciana, 1950)











Editorial: Valenciana
Año: 1951
Ejemplares:  16
Dibujos:  Manuel Gago y Luís Gago
Guión:  Pedro Quesada
Tamaño:  16 x 21 cm
Páginas:  10 + cubierta
Precio:  1 Pta.






Típico western de Manuel Gago ambientado en Canadá, con la Real Policía Montada como elemento diferenciador y un Agente, el cabo David, encargado de impartir justicia. Un western al fin y al cabo, con sus indios de los más salvajes, que alcanzó a publicar dieciséis ejemplares.
Su llegada a los quioscos se produjo en 1951, pero el personaje llevaba ya varios años durmiendo en un cajón de la editorial, quizás desde mediados de los años cuarenta, coincidiendo con la edición de Hispano Americana, King de la Policía Montada (1946), un famoso relato de Zane Grey adaptado al espacio de la viñeta por Allan Dean. Relato que había llegado asimismo a las pantallas de toda España. interpretado por Allan Lane, en clave de jornadas.

David de la Policía Montada fue presentada así: Una nueva serie de aventuras completas, con luchas sensacionales y arriesgadas y temerarias intervenciones de este simpático y heroico personaje de la Policía Montada, siempre en defensa del débil y al servicio de la justicia. Lo de "aventuras completas" quedó en promesa incumplida, ya que avanzada la colección los guiones pasaron a ser de continuará. 
Unos meses antes de esta edición de Valenciana, Editorial Marco había puesto también en circulación otro héroe igualmente perteneciente al mencionado cuerpo canadiense: El Capitán Sullivan de la Policía Montada (1950), por lo que es más probable que esta creación de Pedro Alférez actuase de revulsivo para desempolvar el trabajo de Gago.
En ese mismo año, otra cabecera fue a sumar un nuevo justiciero al catálogo canadiense del tebeo español, en este caso un Sargento, de apelativo Invencible. Lo hizo bajo el sello de la recién inaugurada Editorial Maga y con dibujos de Miguel Quesada. 

Cuaderno núm. 1 


Página interior del cuaderno núm. 8

viernes, 8 de junio de 2012

CHORLITO (Tritón, 1944)


Editorial: Tritón
Año: 1944
Ejemplares:  8
Dibujos:  José Rodríguez Aroca y Alfredo Ibarra  
Guión:  Luis Aroca
Tamaño:  17 x 24 cm.
Páginas:  16 + cubiertas
Precio:  0,80 cts.




    A NUESTRO JÓVENES LECTORES
Ediciones Tritón publicará en la colección Chorlito las aventuras extraordinarias del pequeño indio Cabeza de Chorlito, con el cual pasareis horas amenas, entretenidas y a veces regocigantes. No solamente publicará esta colección las aventuras del indito, sino también de otros personajes: policíacos, aventureros, viajeros, etc., etc., que alternarán con las del pequeño salvaje. En esta misma cubierta (referida al dorso) iremos publicando, de forma amena y entretenida, las costumbres de los animales feroces de las cinco partes del mundo, ilustradas con bellos dibujos”. 

Editada en 1944 por la editorial Tritón, autora también de la cabecera Gorgorito. Este sello madrileño, de corta trayectoria, a pesar de sus buenas intenciones expansivas, tuvo en el estudio de dibujantes de Adolfo López Rubio su sostén creativo. De hecho, la presente colección fue dirigida por este promotor de la historieta madrileña, aunque la ejecución de los dibujos estuvo a cargo de los personalísimos dibujantes Alfredo Ibarra y José Rodríguez Aroca, integrantes de la plantilla del mencionado estudio.

Contra lo que pudiera parecer, el título de cabecera no respondía a ningún personaje concreto, aunque sí fue protagonista un pequeñajo piel roja llamado Cabeza de Chorlito. Un personaje divertido y ocurrente, de enorme locuacidad y con insaciable sed de conocer mundo, de escapar de las praderas, según decía: “¡Bah! Ya estoy cansado de tanta calma. Ya no hay bisontes que poder cazar. No hay Rostros Pálidos para darles guerra porque ahora están muy morenazos. Dicen que eso es sano” Excelente el trabajo de Iborra, con una curiosa mezcla entre infantil y realista en los cuadernos protagonizados por este Castorcito, que fueron tres.


Portada cuaderno núm. 2

El segundo gran protagonista de Chorlito fue también otro jovencito, un detective llamado Juanito Holmes de lo más sagaz y belicoso, hasta el punto de un dudar en disparar con metralleta. Le acompañaba el chinito Che-Ling. Su primera aparición tuvo lugar en el segundo cuaderno y se presentaba a los lectores saliendo de detrás de una cortina, al tiempo que decía: “¿Se puede? ¿Sí? Con su permiso me voy a presentar a ustedes… Yo me llamo Juanito Colmes, para servirles y soy detective privado para lo que gusten. Y ahora me permitirán que les presente a mi ayudante Che-Ling. No tiene más defecto que es chino y no se lava nunca, pero por lo demás, es buen chico. Ahora les contaré un caso que me ocurrió”.
Los dibujos en este caso fueron de Aroca, con excelente y personalísimo trazo, especialmente en la estampa de Juanito, un niño de pantalón bombacho que parecía una caricatura del Cuto del maestro Jesús Blasco.
Los dos cuadernos restantes se repartieron entre un nuevo personaje llamado Gordinflas --suponemos que  buscando sinergias con el personaje creado por Mario Moreno, que por ese tiempo era el rey de la taquilla cinematográfica--, y una aventura, al parecer en clave realista, con traficantes de armas de por medio. Ocho ejemplares en total. 
Portada cuaderno núm. 1

Página interior del cuaderno núm. 1

sábado, 2 de junio de 2012

EL DIABLO DE LOS MARES (Toray, 1947)




Editorial: Toray
Año: 1947
Ejemplares:  68
Dibujos:  Ferrando
Guión:  J. B. Artés
Tamaño:  17 x 24 cm.
Páginas:  16 y 10 + cubiertas
Precio:  1 y 1,25 pta.





“Corría el año 17… Una lluviosa mañana de invierno, una poderosa flota, compuesta de tres galeones partió de un famoso puerto inglés para un largo viaje. A bordo de las naves, en sus panzudos vientres una legión de penados iba deportada a una lejana isla, en donde verían transcurrir sus días en un agotador trabajo bajo un sol abrasador”
Así da comienzo este relato protagonizado por uno de los grandes personajes del tebeo español: El Diablo de Mares, un reo de la corona inglesa que pronto encabezará una rebelión a bordo arengando al resto de presos con un mensaje que prometía emoción y aventura a raudales, como así sucedió: “Vosotros me habéis elegido y bautizado. Seré pues, a partir de este momento, El Diablo de los Mares y ante vosotros temblará el mundo entero” Segundos más tarde se le agregará un escudero al que llaman Limón, un chinito resabiado y simpático de fácil verborrea, muy en línea con el Pedrin de la Colección Alcázar, salvo que mucho más feo, y con el que tendrá que apechugar toda la serie. Menos mal que pronto les hará compañía una bella señorita que respondía al nombre de Esther. Luego se le acercarán todo una corte de personajes, pero ya con intenciones menos amorosas, lo que dará lugar a que nuestro protagonista saque el Diablo que lleva dentro.  
Viñeta correspondiente al cuaderno núm. 2

El Diablo de los Mares estuvo inspirada en la cinta de Warner Bros, El Capitán Blood. Editorial Toray aprovechaba así el éxito descomunal que había alcanzado en España la película interpretada por Errol Flynn; éxito que continuaba vigente debido a las reiteradas reposiciones del film. Inspiración que alcanzó incluso al físico del personaje, bigotito incluido.

Segunda gran colección de aventuras sazonada con piratas de esta editora fundada y dirigida por Antonio Ayné Arnáu --primo del famoso dibujante--, después del éxito que había logrado el genial García Iranzo con su Capitán Coraje. También constituyó la segunda incursión de Ferrando en el cuaderno de aventuras. Con anterioridad, el autor había pasado por Grafidea, dejando su incipiente trazo en varios cuadernos de la cabecera Tom Clark (1944)




Álbum recopilatorio núm. 1



Sin duda una de las grandes creaciones del tebeo autóctono. Llegó a publicar sesenta y ocho ejemplares, que también fueron comercializados en álbumes recopilatorios poco después. 

A la finalización de la serie, y como consecuencia del éxito obtenido, Toray cedió el testigo de unas nuevas aventuras al hijo de este endiablado justiciero, dando lugar a una nueva cabecera: El Hijo del Diablo de los Mares (1949), que contó con el trazo elegante y sobrio de un genial dibujante que por ese tiempo empezaba a destacar: Guillermo Sánchez Boix, más conocido como Boixcar.      




 Cuaderno número 32, presidido por el trío protagonista



Página inicial del cuaderno núm. 1

lunes, 28 de mayo de 2012

CUENTOS ILUSTRADOS (Marco, 1940)






Editorial: Marco
Año: 1940
Ejemplares:  20?
Dibujos:  Darnís, Boix...
Guión:  Canellas Casals y otros
Tamaño:  13 x 18 cm.
Páginas:  8 + cubiertas
Precio:  10, 15 y 30 cts.





Un año después de la supuesta primera intentona de Marco en el terreno del cuadernillo (ver entrada anterior) se producía esta nueva iniciativa editorial. Y lo hacía con idéntico título de cabecera: Cuentos Ilustrados, pero en formato y estructura completamente inversa. Apaisados, en vez de verticales; menor tamaño y precio y compuestos por viñetas en su totalidad. Con aventura de la buena, en la que no faltó alguna que otra truculencia, herencia de la militancia folletinesca de la editorial.
Fue sin duda la primera cabecera perdurable de Marco en su amanecer posbélico, aunque seguida muy de cerca por la emblemática multiserie Gran Colección de Aventuras Gráficas, bautizada en un principio Colección Gráfica de Biblioteca La Risa.
Al igual que otras editoriales de la época, Marco trató de segmentar sus productos pensando en las posibilidades económicas de unos y otros, buscando un abanico de formatos que se ajustara a todos los públicos. O, mejor dicho, a todos los bolsillos.
Las raíces de Marco habían sido humildes, llevaba tiempo compitiendo con El Gato Negro (luego transformada en Bruguera) en todos los terrenos: novela, folletín y semanario. Eso había hecho madurar su política de ediciones, escarbar en buscar de un nicho de mercado que finalmente encontró entre los lectores de menor edad. De ahí que muchas de sus publicaciones anteriores a la Guerra Civil semejaran un zoológico, dada la cantidad de animalitos circulando por su páginas.
Quizás por eso la editora inició su nueva andadura con estos reducidos cuadernos (18 x 13 cm.) que facturó al precio de 10 cts., en un principio. Era una manera de atraer a nuevos lectores su regazo, a su parcela editora. Otros sellos manufacturaban cuadernos de 50 y 60 cts., producidos en mayor tamaño y número de páginas. Una parcela que tampoco Marco iba a descuidar, con la mencionada Gran Colección de Aventuras Gráficas.

Cuaderno núm. 1. Autor desconocido
Cuentos Ilustrados constituyó un soplo de aire fresco. Era el folletín llevado al dibujo de principio a fin. De ahí que instalara la mayor parte de sus narraciones en el universo de lo fantástico, de los mundos inexplorados, incluso de la Ciencia Ficción. Pero también en el cuento de hadas, como sucedió con el cuaderno inicial (La Princesa Lindagull) y alguno que otro más. Pero en general fueron tebeos (la editora aún los llamaba cuantos, a pesar del espanto que algunos mostraron) instalados en la de acción y el misterio, en los mundos de fantasía, la mayor parte de ellos de las manos maestras del multiusos Ayné y del siempre exquisito Darnís.
La colección tuvo al menos dos reimpresiones. Una inmediatamente después de su aparición y otra tres o cuatro años más tarde, al precio de 15 y 30 cts. respectivamente. No es fácil descifrar la cantidad de cuadernos aparecidos, pero pudo rondar los veinte ejemplares.   

Cuaderno núm. 7. Portada de Darnís
Arriba: Cuaderno núm. 13 (El Rubí Trágico) con dibujos de Ayné



 Página interior del cuaderno núm. 7. Dibujos de Darnís


                                              

martes, 22 de mayo de 2012

CUENTOS ILUSTRADOS (Marco, 1939?)


Editorial: Marco
Año: 1939?
Ejemplares:  1?
Dibujos:  Varios
Guión:  Varios
Tamaño:  21 x 16 cm.
Páginas:  16 + cubiertas
Precio:  30 cts.


¿Semanario o tebeo? Quizás mitad y mitad. Tal vez estemos ante un producto híbrido, consecuencia del momento transitorio que vivía el país y por consiguiente el sector de la historieta. 

Su precio, 30 cts., así como el número de páginas, 16 más cubiertas, hacen pensar en un producto de finales de Guerra Civil. Incluso su contenido, una especia de quiero y no puedo, condicionado por el hacer histórico de Editorial Marco en el campo del semanario.


Es probable que se trate del primer cuaderno posbélico y de orientación aventurera de la editorial, antes de que los Darnís y Canellas Casals, entre otros, se pusieran manos a la obra con la homónima Cuentos Ilustrados y Gran Colección de Aventuras Gráficas. Esta última, como saben, regada de excelentes seriales: Vampiros del Aire, Los Navarros, Javier Montana, etc.

El título elegido era toda una declaración de intenciones de la editorial, acostumbrada como estaba a la zarabanda de sus revistas de anteguerra, como si los semanarios no merecieran el calificativo de ilustrados. Viendo la portada, uno puede pensar que Marco actuó con cierta coherencia: lo de los semanarios era dibujo, y esto que aparecía aquí era ilustración seria, realista. Aunque una vez dentro del cuaderno, la promesa se convertía en timo. Tan sólo una doble página central validaba esa supuesta orientación aventurera. El resto de las páginas era similar a cualquiera de los semanarios habituales anteriormente editados por este sello. Dos páginas de entre dieciséis no podían justificar una portada que prometía ver en acción a Los Cazadores de Fieras.

Cuadernos ilustrados fue tal vez una avanzadilla de lo que estaba por venir, de todas esas maravillosas series de Marco que tendrían su punto culminante hacia finales de los años cuarenta y principios de los cincuenta: El Puma, El Caballero Negro, Castor el Invencible, Red Dixon, etc.

Poco tiempo después de la publicación de este cuaderno, la editorial dio paso a otra colección del mismo nombre anclada por completo en la viñeta aventurera. O quizás pudo tratarse de una continuación de la presente, reorientando formato y contenido. De ella hablaremos próximamente.


Cuaderno núm. 1



 Doble página interior
Autor desconocido