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viernes, 16 de noviembre de 2012

EL FANTASMA (Ibero Americanas, 1947)


Editorial: Ibero Americanas
Año: 1947
Ejemplares:  2
Dibujos:  A. Biosca y Ballarry
Guión: 
Tamaño:  17 x 24 cm.
Páginas:  10 + cubiertas 
Precio:  1 pta.


En 1947, año de la presente colección, los enmascarados del tebeo español eran ya una indigestión. No había editorial que se preciase que no tuviera o hubiese tenido en su catálogo a uno o varios héroes de rostro oculto. Publicaciones Ibero Americanas, una recién llegada al espacio del tebeo, no iba a ser menos y de inmediato puso en liza este clon de la afamada serie de Bruguera El Hombre de la Estrella; colección ésta que al parecer se había adelantado en los quioscos unos cuantos meses.
Las dos cabeceras contaron con un mismo precio de portada, pero la dibujada por Borné albergaba dieciséis páginas interiores, frente a las diez de la presente colección --diferencia quizás reveladora de la primacía en el tiempo de la colección de Bruguera--. Asimismo, un año atrás, El Fantasma había tenido un precedente con idéntico nombre --también en el sello Bruguera-- dentro de la colección Viajes y Aventuras.
Observando las dos colecciones, quedan pocas dudas de la influencia ejercida por la colección de Bruguera sobre la de Ibero Americanas. Un calco en toda regla, al menos en cuanto a proyección física del personaje se refiere.
En la parcela gráfica, El Fantasma tuvo doble autoría. El estreno fue para el jovencísimo A. Biosca, que daba aquí sus primeros pasos en el sector y que poco podía imaginar que poco tiempo más tarde tendría el honor de relevar al gran Ambrós en algunas series de Chispita
A pesar de sus carencias, Biosca fue una de las firmas habituales de Ibero Americanas en el tiempo en que este sello se dedicó al tebeo, que apenas llegó a dos años. La segunda entrega correspondió a Ballarry, un autor de esos que llegaron tal como desaparecieron: en un plis-plas. 



Cuaderno núm. 1




 Página interior del cuaderno núm. 1

domingo, 11 de noviembre de 2012

LOS EXPLORADORES DEL UNIVERSO (Valenciana, 1951)


Editorial: Valenciana
Año: 1951
Ejemplares:  18
Dibujos:  Miguel Quesada
Guión:  Pedro Quesada
Tamaño:  17 x 24 cm.
Páginas:  10 + cubiertas 
Precio:  1,25 pts.







Según refiere Pedro Porcel en alguno de sus documentados escritos, el primer ejemplar de la presente colección fue presentado por Miguel Quesada a Valenciana en 1948. Al parecer la editorial dio el visto bueno al serial pero guardó los originales en un cajón --entre los que quizás también figuraban los del segundo cuaderno-- hasta encontrarle acomodo en su planning editor. Cosa que sucedería tres años más tarde, en 1951. Lo cierto es que observando hoy la colección, las diferencias entre este primer cuaderno y la mayor parte del resto de la serie son más que evidentes. 

Miguel Quesada fue uno de los autores que menos tiempo necesitó en su mutación de aspirante a maestro de la viñeta una vez alcanzada la mayoría de edad. Hay que recordar que sólo había cumplido trece años cuando tomó las riendas de su primer trabajo, La Pandilla de los siete. En la presente cabecera eran quince o dieciocho años los que tenía, según se mire. De ahí que sea fácil distinguir ella la estela de su cuñado Manuel Gago y, quizás, cierta influencia del maestro Raymond. 
La Ciencia Ficción venía siendo asunto recurrente en el tebeo autóctono desde la siembra que había llevado a cabo Flash Gordon. Aunque, eso sí, con mucha mas ficción que ciencia, ya que la mayor parte de los guiones de temas espaciales apenas diferían de los asuntos mundanos del resto de tebeos. Mucho profesor sabio, mucho cohete, mucho marciano y mucho monstruo, pero de ciencia poca. Algo lógico, por otra parte, pues aún no eran demasiadas las fuentes en las que beber, salvo las que ofrecía la gran pantalla.   

Cuaderno núm. 14


La colección representa la cuarta incursión de Valenciana en la Ciencia Ficción, después de Barton, el Gladiador del Espacio, El Vengador del Mundo y Barney Baxter, esta última de autoría foránea. La trama se inicia con los preparativos de un viaje espacial programado por el Coronel Daniel Borwn y el Teniente Alan Baur. El viaje, cuyo destino es un asteroide llamado Flora que se encuentra supuestamente habitado, tiene como misión la localización del doctor Lew Colman y su hija Laura. Padre e hija habían partido un año atrás con el mismo destino, sin que hasta la fecha se tengan noticias de ellos. Una banda de sicarios tratará de torpedear el viaje, poniendo en riesgo la vida de los dos futuros exploradores del espacio.
La imaginación del mayor de los Quesada, Pedro, era desbordante desde la primera entrega. Una nave que aterriza en un lago de goma líquida habitado por vampiros gigantes y serpientes antidiluvianas de aliento venenoso; cañones de rayos de luz opaca y cegadora; hombres alados con cuerpo de goma invulnerable; una ciudad futurista a lo Metrópolis. Y mucho, mucho más.
La colección alcanzó dieciocho cuadernos, en los que Quesada pasó como un rayo de aprendiz a maestro.    

Cuaderno núm. 2 


Página interior del cuaderno núm. 14

martes, 6 de noviembre de 2012

ERIC, EL HOMBRE DEL NORTE (Hispano Americana, 1952)






Editorial: Hispano Americana
Año: 1952
Ejemplares:  37
Dibujos:  Hans G. Kreese
Guión:  Hans G. Kreese
Tamaño:  11 x 24 cm.
Páginas:  10 + cubiertas 
Precio:  1 pta.




Hispano Americana fue sin lugar a dudas la editora de mayor inquietud sectorial en el campo del cuadernillo. Si en su inicio habían predominado las creaciones de cómic USA, aderezadas con algún que otro personaje del fumetti italiano, incluso de cosecha patria, ya en sus años de consolidación siguió tratando de hurgar en otros mercados en una búsqueda constante de alternativas que posibilitaran el éxito comercial. Una de ellas fue la del este personaje de procedencia belga que había aparecido en la prensa del aquel país en 1946. El éxito cosechado por Erik de Noorman --así fue denominado en de origen--, desembocaría en 1948 en una publicación dedicada por entero a su figura.
El héroe, un guerrero vikingo noble y justiciero, era el mismísimo rey de Suecia. Una especie de Príncipe Valiente al que acecharon multitud de peligros y traiciones fuera y dentro de su reino. Todo ello en un contexto plagado de fantasía y al mismo tiempo de referentes históricos, algo esto último que elevó el valor de la serie.
Hispano americana se vio obligada a respetar más que nunca la disposición gráfica original de esta creación que, como decíamos, había aparecido en la prensa con una disposición de viñetas alineadas en una solo tira, con total ausencia de bocadillos, y con extensos textos al pié narrados con todo lujo de detalles, como si de una novela se tratara.
La edición de Hispano Americana fue diseñada en un formato de cuaderno desconocido hasta fecha, ajustado a las característica de la narración original; una especie del formato de bolsillo pero a lo grande. Logró alcanzar un total de treinta y siete ejemplares.
Eric el Hombre del Norte fue el título elegido aquí en España, aunque quizás lo más racional hubiese sido denominarla Eric el Vikingo, que era en definitiva la traducción más literal.
Su autor fue el holandés Hans G. Kreese (Ámsterdam, 1921), quien con anterioridad había conseguido cierta relevancia artística en el campo nos ocupa, aunque su mayor logro profesional lo conseguiría con este elegante vikingo. 

 Portada del cuaderno núm. 32



 Página interior del cuaderno núm. 32


miércoles, 31 de octubre de 2012

EL ENCAPUCHADO (Cliper, 1950)




Editorial: Cliper
Año: 1950
Ejemplares:  27
Dibujos:  Jesús y Adriano Blasco
Guión:  López Hipkiss
Tamaño:  15 x 21 cm.
Páginas:  8 + portada 
Precio:  1,25 ptas.




Serial de veintisiete cuadernos editado por Cliper en 1950 y protagonizado por un justiciero de rostro encubierto que camuflaba su verdadera personalidad.
El origen de este liberal de la justicia se remontaba varios años atrás. Concretamente a 1946. Con anterioridad su creador, Guillermo López Hipkiss, bajo seudónimo de Jonh Swindon, lo había esbozado en una entrega de la Colección Misterio (Cliper, 1943). Aunque este primer Encapuchado no fue precisamente un dechado de justicia, sino un malhechor en toda regla.
El auténtico, el que nos interesa tratar aquí, es el que dio nombre a la colección de novelas de Cliper en 1946. Sesenta y dos entregas, más una edición en formato bolsillo, que hizo de este personaje uno de los más emblemáticos de la cultura popular autóctona.
El asturiano López Hipkiss diseñó un personaje, vecino de Baltimore (USA) y millonario, que vivía la vida plácidamente sin mayor turbación que la de su propio aburrimiento. Hasta que un día es rescatado por una misteriosa dama enmascarada de las garras de un par de delincuentes cargados de malas intenciones. Desde ese momento tratará de imitar la buena acción de la que sido objeto. Pero eso sí, sin que nadie pueda identificarle. Nacía así El Encapuchado, para desdicha de maleantes y dicha de la legión de seguidores que vendrían a continuación.
Dibujo original de la portada núm. 10 de la colección  
de novelas editada por Cliper en 1946. 
Creación de Moreno

Cliper arropó las portadas de las novelas con el arte de ilustradores como Francisco Batet, Tomás Porto y Moreno. Y el resultado fue excelente, plástico y bello. En el interior también contó con alguno de los grandes del tebeo, como fue el caso de Francisco Darnís, autor de muchas de las ilustraciones pluma como la que figura debajo de estas líneas.
Dibujo original de Darnís perteneciente al interior 
de una de las novelas

El éxito del personaje propició que la editora lo extendiera al terreno de la viñeta, pasando a formar parte del contenido habitual de la revista El Coyote durante veintisiete cuadernos, a razón de dos páginas por cuaderno. La primera entrega se produjo en el número 6; la última en el 33. Jesús y Adriano Blasco fueron los encargados de plasmar en viñetas los nuevos guiones, elaborados supuestamente por Hipkiss para la ocasión; una paternidad compartida, según nos ha referido el experto en estos asuntos J. M. Delhom, que tuvo a Adriano en el lápiz y a Jesús en el acabado a tinta. De manera brillante, los dos hermanos abordaron la puesta en escena con un estilo elegante, de gran personalidad, con encuadres y perspectivas de enorme expresividad, y con una atmósfera tan cargada de claroscuros como necesaria en un tebeo del género negro como es El Encapuchado.
Una vez concluida la andadura del personaje en la revista, Cliper decidió reunir todo el material en una colección de cuadernos para deleite de unos y otros: los que ya le conocían y los que aún no habían tenido ocasión de hacerlo. Veintisiete cuadernos en los que Jesús Blasco, y no Adriano como indica la firma que aparece en portada, hizo de gala de exquisita plasticidad. Esplendorosas todas ellas. 

 Portada del cuaderno núm. 9



Página interior del cuaderno núm. 19

viernes, 26 de octubre de 2012

FIGURAS ESTELARES DE LA HUMANIDAD (Berenguer, 1943)


Editorial: Berenguer
Año: 1943
Ejemplares:  2?
Dibujos:  A. Femenia
Guión:  (leyenda)
Tamaño:  17 x 24 cm.
Páginas:  16 + portada 
Precio:  1,50 ptas.






Colección aparecida en 1943 bajo el sello editorial de la barcelonesa Berenguer, con las debidas licencias eclesiásticas, según rezaba en el interior de la contraportada del primer cuaderno.
La declaración de intenciones de la editora decía así: "En esta colección que presenta Editorial Berenguer al público infantil, irán apareciendo sucesivamente historietas de grandes hombres que han vivido para dar gloria a España y grandes Santos que trabajaron para la paz y la unidad". Y finalizaba con un ruego al lector: Procura imitarles. Como si dar gloria a España o convertirse en Santo estuviese al alcance de cualquiera.
Lo cierto es que la publicidad hablaba de grandes hombres. Sin embargo el primer cuaderno fue dedicado a una niña llamada Eulalia que ha pasado a la historia, según la leyenda, como La heroína de Barcelona. Un relato que se remonta a finales de siglo III, cuando el emperador Dioclesiano perseguía con saña a los cristianos. La fe de Eulalia, que vivía en las afueras de Barcino, en Sarriá, concretamente, le costó la muerte. Padeció trece martirios, tantos como años tenía. Los supuestos restos de la mártir están hoy enterrados en la catedral de Barcelona. Santa Eulalia comparte el pratonazgo de la ciudad con la Virgen de la Merced.
En el cuaderno de Berenguer los martirios no llegan a trece, ni son tan truculentos como cuenta la leyenda, pero lo suficientemente espeluznantes como para no dejar el tebeo en manos de un niño.  En fin, quizás por eso, o quizás por que ya existían suficientes santos y héroes patrios, la cosa no dio para mucho más, finalizando la serie en el segundo cuaderno, que fue dedicado a Leandro, el forjador de la unidad nacional, el hombre que consiguió convertir al catolicismo a las tribus visigodas y que acabaría siendo santificado.
Berenguer anunció un tercer cuaderno, extraordinario, pero del que no hay certeza de su aparición. También invitó al lector a colorear los cuadernos de la colección con la promesa de un bonito premio. Las bases del concurso iban a ser publicadas en el tercer volumen.
Los dibujos fueron obra de Femenia, personalísimo y aseado dibujante del que hoy apenas se tienen datos biográficos. Algunos de sus mejores trabajos tuvieron lugar en Cuadernos Selectos, la extraordinaria colección de cuentos del sello Ameller.
Figuras Estelares de la Humanidad constituyó el estreno de la editora en el campo del tebeo, aunque en lo sucesivo no se prodigara mucho. Asimismo probó suerte con la novela: Colección Rumbo, Enigma, Brújula, etc., fueron algunas de las series publicadas.




Cuaderno núm. 1 


Página interior cuaderno núm. 1

sábado, 20 de octubre de 2012

EL DUENDE (De Haro, 1950)



Editorial: De Haro
Año: 1950
Ejemplares:  1
Dibujos:  Antonio Parras
Guión:  De Haro
Tamaño:  24 x 17 cm.
Páginas:  17 + cubiertas 
Precio:  2,50 ptas.




La primera aparición de este misterioso personaje, creación del excelente autor gráfico que fue Antonio Parras, tuvo lugar en la revista El Globo (Hércules, 1948), una publicación modélica, cargada de aventura de la buena y en la que se dieron cita un ramillete de creaciones de gran singularidad. Entre ellas, este doblemente disfrazado justiciero, que no sólo utilizaba el antifaz para camuflar su rostro, también una especie de túnica con capucha.
Al igual que sucediera con algún otro personaje (véase La Dama del Antifaz) de esta impagable saga editorial, impulsada en origen por los dibujantes y cuñados Joaquín De Haro y Luís Poch y que extendería su actividad bajo los sellos Harpo, Hércules y De Haro, esta creación de Parras tuvo su propia cabecera en el presente ejemplar, que por otra parte fue único. Dieciséis páginas que fueron divididas en dos capítulos bajo el título de Contra la banda del Escorpión.
No hemos podido comprobar con exactitud cuántas de estas páginas correspondieron a lo publicado anteriormente en El Globo, pero dada la corta vida de la revista (diez ejemplares), así como la apenas testimonial inclusión del personaje en uno o dos números, nos llevan a pensar que la mayor parte de ellas vieron la luz en este cuaderno por vez primera. Pero sólo es una estimación y por tanto abierta a mejor opinión.

Es más que probable que la totalidad de las páginas del personaje publicadas en el presente monográfico estuviesen ya realizadas con anterioridad a su fugaz aparición en El Globo, eso explicaría la diferencia de trato aplicada en la composición de las viñetas de una y otra edición, como pueden observar en las imágenes insertadas. 



Fragmentos de páginas publicadas en El Globo y en el presente cuaderno 
monográfico, respectivamente, en las que se observa la diferencia de trato 
dada a las viñetas en una y otra publicación.




 Portada del único ejemplar editado



Primera página interior

martes, 16 de octubre de 2012

EL PRÍNCIPE DANI (Marco, 1950)










Editorial: Marco
Año: 1950
Ejemplares:  28
Dibujos:  Martínez
Guión:  J. B. Artés
Tamaño:  17 x 24 cm.
Páginas:  10 + portada 
Precio:  1 pta.



Martínez Osete fue para Marco algo sí como Manuel Gago para Valenciana, un armario sin fondo donde depositar tantos encargos como fueran necesarios. El Príncipe Dani fue el primero de los muchos trabajos que a continuación llegarían, entre los cabe destacar cabeceras como Castor el invencible (1951), El Puma (1952), El Caballero del Rey (1954), Lucha de Razas (1952), Red Dixon (1954)..., aunque con anterioridad había colaborado con esta editorial en innumerables y deliciosos cuadernos de los llamados cuentos de hadas, amén de otras incursiones.  
Influenciado sobremanera por el trazo belicoso y personalísimo de Ferrando, de quien heredó estilo y hechuras narrativas, no en balde entintó para este autor dos de las cabeceras más sobresalientes del sello de Toray como fueron El Diablo de los Mares y Zarpa de León. También hizo de negro, en la tinta, claro, para dibujantes como Iranzo y su Capitán Coraje y Ambrós y su Jinete Fantasma, colección esta última para la que dibujó en solitario algún que otro cuaderno.
La llegada de Martínez a Marco se produce después de su paso por los sellos Toray y Grafídea, donde dejaría un ramillete de deliciosas colecciones. Luego, como decíamos anteriormente, su aterrizaje en Marco le daría la oportunidad de quedarse a vivir ahí profesionalmente hasta el declinar del sector (finales de los sesenta)



Cuaderno núm. 3

El Príncipe Dani fue el primer personaje del tebeo español en ostentar tal título nobiliario. Una trama situada en la alta edad media, cuya primera viñeta rezaba así: "Sólo en la adversidad supo hacer frente a todos los peligros que le acecharon. Luchó sin descanso por recuperar el trono que le fue robado, vengando a los suyos y protegiendo a los oprimidos. Esta es la historia de las hazañas del Príncipe Dani. En mayo de 1342..."
El Príncipe Dani y su exótico y fiel servidor Hamed vivirán múltiples vicisitudes antes poder vengar la muerte de su padre el Rey, dentro de una trama laberíntica de lucha sin cuartel espada en mano. En el cuaderno núm. 28 Dani se despedirá de los lectores no ya como príncipe, sino como Rey. 
Excelente el trazo de Martínez, fresco y limpio, quizás algo afectado o no liberado por completo de ese ir y venir de estilos como entintador, pero glamoroso, superior al de otras colecciones precedentes como fueron La Máscara de los Dientes Blancos (1948) y El Silencioso (1949) 


 Portada del cuaderno núm. 16
Dibujo original



  Portada del cuaderno núm. 12