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jueves, 14 de marzo de 2013

EL HIJO DEL DIABLO DE LOS MARES (Toray, 1949)






Editorial: Toray
Año: 1949
Ejemplares:  22

Dibujos:  Boixcar 
Guión:  J. B. Artés
Tamaño:  17 x 24 cm.
Páginas:  10 + cubiertas
Precio:  1,20 pts.



El primer éxito editorial de Toray en sus primeros tres años de vida lo protagonizó El Diablo de los Mares (1947), una excepcional serie de piratas y espadachines ilustrada por el genial dibujante Ferrando y guionizada por su cuñado J. B. Artés. De ahí que al poco tiempo de finalizar la serie, y ante la gran demanda de cuadernos atrasados –según reconocía la editorial en algunos de sus dorsos-- , Toray decidiera recuperar la estela del personaje, esta vez en la persona de su hijo. El tebeo español inauguraba así la transferencia aventurera entre padre e hijo; una cesión de testigo justiciero que en el caso que nos ocupa fue bautizada como El Hijo del Diablo de los Mares.
El guión recuperó inicialmente el protagonismo del padre, de manera que el patriarca sirviera de puente --también de excusa--, y así poder justificar la continuidad justiciera del hijo. El ex protagonista es un hombre que lleva medio siglo viviendo “en la más apacible tranquilidad, cual correspondía al héroe que durante tantos años luchara para rehabilitar el buen nombre de su casta. Sin embargo parecía que ahora, en su vejez, nuevas nubes de discordia amenazaban con empañar el límpido cielo de su felicidad”.


Cuaderno núm. 4

Las primeras viñetas muestran a un Duque de Lancaster entrado en años, --el hombre que fue conocido como de El Diablo de los Mares--, en compañía de su hijo y de la prometida de éste. Comentan preocupados la situación que está viviendo el rey Guillermo en una corte que al parecer está plagada de conspiradores. En ese momento el viejo Diablo recibe una carta del rey solicitando su ayuda, lo que hará que el ahora Duque recupere la beligerancia oxidada para ponerla al servicio de la corona.
Pero el enemigo logrará en este primer cuaderno algo que no habían conseguido todos los malvados aparecidos en los 68 cuadernos anteriores protagonizados por El Diablo de los Mares: el asesinato del Duque de Lancaster. Una muerte que propiciará la irrupción de su hijo en tareas justicieras.
Frente al dibujo afectado y personalista de Ferrando, con ese punto de mueca en sus personajes, incluso de cierta ironía gestual –deliciosa, por otra parte-- , Boixcar impuso un estilo neutro y preciosista; esbelto y refinado. Bello, en definitiva. Con un dinamismo de trazo sólo comparable con el del mejor Gago de El Guerrero del Antifaz.
En cuanto al escenario, por buscar la comparación cinematográfica, Ferrando se habría inspirado en el inolvidable personaje de Sabatini, El Capitán Blood; mientras que Boixcar estaría más cerca del héroe de Sherwood, Robín de los Bosques. Mas piratas y abordajes en la primera; más intrigas palaciegas y escenarios campestres en la segunda, aunque tampoco en esta última faltaron las beligerancias marinas. 
Una de las grandes obras del tebeo español de aventuras. Tuvo un recorrido de veintidós cuadernos. 

Cuaderno núm. 1

Página interior del cuaderno núm. 4