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martes, 20 de octubre de 2015

EL LINCE, EL SHERIFF INMORTAL (Harpo, 1947)








Editorial: Ediciones Harpo
Año: 1947
Ejemplares:  6 (en dos tamaños)
Dibujos:  Jim Lewis (Luís Poch?)
Guión:  Capitán CH Ferry  
Tamaño:  17 x 24 y 22 x 31 cm. 
Páginas:  8 y 16 + Cubiertas
Precio:  1 y 1,50 pta.


Los héroes de fonología anglófona fueron una constante en nuestro país a lo largo de varias décadas del siglo anterior, especialmente en el segmento de la literatura popular. Novelas y tebeos aprovecharon una corriente que en muchos casos llegó a ser obsesiva. Lo inglés vendía. O mejor dicho, lo americano. Hasta el punto que hasta el mismísimo dibujante se prestaba a veces --como en el caso de esta cabecera-- a trasmutar su nombre por el de un supuesto autor foráneo (Jim Lewis). La pretensión era clara: conferir a la serie un mayor carácter o enjundia internacional. Aunque, con toda seguridad, se trató de un dibujante autóctono que bien pudo ser Luis Poch, uno de los fundadores, junto a Joaquín De Haro, de esta editora que tantas veces cambió de nombre. 

Pero las connotaciones anglosajonas no quedaron ahí. La editorial, en un alarde de atrevimiento extremo, presentó los guiones de los cuadernos como adaptaciones de novelas escritas por el Capitán C. H. Ferry. Un canto al sol que poco o nada repercutió en la buena salud de la colección, como se deduce de los exiguos seis ejemplares que alcanzó a editar entre los dos formatos en que fue presentada. Curiosamente esta obsesión por lo anglófono no llagó a salpicar al título central de la colección.

La editorial propuso una curiosa estrategia promocional. Los lectores tenían que mandar tres cupones a la editorial y a cambio recibían un carnet impreso a dos colores con su nombre y el título de Sheriff. Además podían participar en el sorteo de “un flamante traje típico de cow-boy del oeste”. Pero ni por esas la colección pudo remontar el vuelo.    

No obstante, la serie mostró cierto encanto y fuerza visual, como la mayoría de las cabeceras impulsadas por la pareja Joaquín De Haro y Luis Poch a través de los sellos de De Haro, Harpo y Hércules. El Lince, el Sheriff Inmortal lucía un atuendo de lo mas notorio, en el que destacaba un antifaz verde y una camisa con chorreras de carácter étnico. Y entre sus muchas cualidades destacaban dos: una vista con la agudeza del águila y una agilidad de felino; de ahí el apodo. Un justiciero al que acompañaban en sus tareas dos simpáticos vejestorios: Dinamita Pat y Spark el Araña.


La colección no tuvo más mérito o valor que la vistosidad de sus portadas. Y quizá también el haber sido locomotora de otros felinos del tebeo español: El Puma, Pantera Negra, Sahib Tigre… incluso pudo inspirar a otro cowboy de igual nombre --ya en los años sesenta--, esta vez editado por Gemex. Fue presentada dentro de un concepto global titulado Colección Hombres del Colt; bajo el que supuestamente irían apareciendo otros personajes ambientados en el oeste americano y que finalmente no llegaron a salir.



















Portada y página interior de los cuadernos núm. 2 y 5, respectivamente

sábado, 12 de septiembre de 2015

KID RONEY (Esteller y Sangés, 1941)




Editorial: Esteller y Sangés
Año: 1941
Ejemplares:  5

Dibujos:  Nogueras
Guión:
Tamaño:  16,5 x 23 cm. 
Páginas:  11 + Dorso
Precio:  40 cts.




Al abrigo de la fiebre editora sectorial que siguió a la conclusión de la guerra civil, algunas imprentas se animaron a probar suerte en campo de la edición, sumándose así a la corriente de hacer de la viñeta una fuente de negocio. Fuente de negocio que en no pocos casos desembocó en un enorme desencanto, como sucedió con Esteller y Sangas, una industria gráfica barcelonesa cuya actividad básica venían siendo las Artes Gráficas en todas sus vertientes. Salvo la edición, donde apenas había experimentado.

Con anterioridad a la presente cabecera, Esteller y Sangés había probado con cierto éxito esa línea de negocio con la edición del semanario Yo (1937). La guerra civil abortó dramáticamente ese nuevo camino y a la nueva editora no le quedó más remedio que esperar la llegada tiempos mejores.

En 1941 retomó con fuerza su apuesta por el tebeo con la edición de uno de los productos mas innovadores del sector, la llamada Colección Sol, de la que ya nos hemos ocuparemos aquí más adelante. Poco después, hacia 1942, hizo su aparición este pequeño héroe que también tuvo una compostura editora cuanto menos curiosa. La colección fue planteada en formato vertical y con doce páginas de historieta: once dedicadas a Kid Roney y una compuesta por un revoltillo de mini historietas de carácter humorístico firmadas en su mayoría por un joven Cifré. Pero las dos características más singulares fueron sin duda la utilización de la técnica litográfica, con tintas planas, y la utilización de más de una tinta en todas sus páginas: unas en tricromía y otras a dos colores. Curiosa también la elección de los colores, nada convencionales para la época.

Página interior del cuaderno núm. 1

Sorprendente también el precio de venta (40 cts.), especialmente si tenemos en cuenta la generosidad colorista de su interior. Y lo mismo se puede decir de la utilización del término Novela Gráfica, “Colección de Novelitas Gráficas de Aventuras”, para ser preciso. Definición sin duda avanzada para la época, aunque no exenta de objetividad.

La historia de Kid Roney tiene su inicio cuando éste salva la vida del famoso piloto Jim Gale (mas tarde Tom Huskins, sin mayor justificación al cambio), que según el propio Kid Roney es el piloto más famoso del mundo. Desde ese instante Kid hará todo lo posible por no separase de Jim (o de Tom), a pesar del rechazo inicial de éste. Un día en el que Jim (o Tom) se encuentra pilotando su avión en una misión peligrosa, descubre que lleva consigo un polizón que no es otro que le jovencito Kid. Más o menos como el encuentro entre Pedrín y Roberto, con la diferencia del tipo de transporte. 


Significar el trazo efectista de J. Nogueras, dibujante que nos obsequió en ese tiempo maravillosas creaciones del género fantástico en la Colección Sol (1941). Otro de sus trabajos tuvo lugar en Hispano Americana de Ediciones, con Pepe, Ruíz y Pujol (1944), para luego desaparecer del sector sin dejar rastro.


Portada del cuaderno núm. 1

viernes, 26 de junio de 2015

KID FARRELL (La Fuente, 1948)



Editorial: La Fuente
Año: 1948
Ejemplares:  2?

Dibujos:  F. Anglés 
Guión:
Tamaño:  22 x 16 cm. 
Páginas:  16
Precio:  1 pta.


Enésimo intento de consolidar una cabecera en los primitivos años cuarenta que, finalmente, no llegó a cuajar. Otro de esos productos fruto de la osadía o la inconsciencia editora de ciertos emprendedores que vieron en el tebeo una oportunidad comercial. Ni sello editor de garantías, ni dibujante reconocido, ni contenido reseñable… Pocas cosas se pueden resaltar de esta cabecera, como no sea la dificultad que hoy entraña ver un solo ejemplar. Los datos que manejamos indican que Kid Farrell no fue más allá de dos entregas.
La colección fue publicada en 1948, con una foliación de 16 páginas de historieta --que abarcaban desde la portada al mismísimo dorso-- repartidas por igual –ocho cada uno-- entre dos personajes. El primero y más importante era el propio Kid Farrell, un aventurero a medio camino entre Flash Gordon y Jim de la Jungla en lucha contra el Vampiro Azul. El segundo, Rex Dexter, expeditivo detective azote de criminales.
Uno y otro personaje fueron llevados a la viñeta por F. Anglés y F. Fuente, respectivamente, dos dibujantes hoy desconocidos que trataron de hurgar a su manera en el trazo de Alex Raymond y Milton Caniff con resultados bastante pobres.
Observando el dorso del único cuaderno consultado, comprobamos que Kid Farrell fue distribuida por Sociedad General Española de Librería (S.G.E.L.). También se advierte el nombre de la industria gráfica: Imprenta Pueyo, de Madrid, lo que nos llevó a pensar en un principio que dicha imprenta podía haber sido también la encargada de la edición. Pero la duda hizo que siguiéramos investigando hasta dar con otra publicación titulada Rataplán (1946), de gran semejanza plástica con la presente colección. Ello nos permitió ahondar en la editora de esta última publicación (La Fuente) y llegar a una tercera cabecera titulada Alan Dane (1946), --también de La Fuente— en cuyo dorso aparecen anunciadas las aventuras del detective Rex Dexter como parte integrante de la revista Rataplán de próxima aparición.
Luego, el devenir de los acontecimientos hizo que el detective tuviera que esperar un tiempo para ver la luz, algo que sucedería en la presente cabecera. Ello fue debido al prematuro final de la revista Rataplán, que no logró editar más de un ejemplar. 


Portada y pagina interior del cuaderno núm. 2




sábado, 13 de junio de 2015

EL MURCIÉLAGO (Marco, 1943)






Editorial: Marco
Año: 1943
Ejemplares:  6

Dibujos:  Boixcar
Guión: Boixcar
Tamaño:  21 x 32 cm. 
Páginas:  8 + Cubiertas
Precio:  1,25 ptas.


Primera colección de Editorial Marco en formato 21 x 32 cm., tendencia impuesta por Hispano Americana desde la irrupción del cuadernillo en 1940, a la se fueron sumando la mayor parte de las editoriales de esos años. Inaugural colaboración de la editora con Boixcar, en una ópera prima del futuro autor de Hazañas Bélicas.
Marco era una editorial acostumbrada desde tiempo atrás a beber en fuentes de la historieta más universal. Los ejemplos fueron múltiples y fáciles de observar en muchos de sus semanarios de anteguerra. No sabemos si este Murciélago autóctono tuvo su punto de inspiración en el Batman USA, aparecido allí cuatro o cinco años atrás. Pero todo parece indicar que sí, aunque sólo fuese de refilón.
El personaje aquí tratado no tuvo mucho que ver en cuanto a fisonomía y estética con el creado por Bob Kane y Bill Finger. Tampoco en cuanto a pasado. Bruce Wayne (Batman) tenía detrás una historia doliente (sus padres habían sido asesinados cuando era niño), mientras que de nuestro Murciélago no sabíamos nada de nada, tan sólo su afán por servir a la justicia.
En lo que sí coincidieron fue en las habilidades guerreras, en la forma de aplicar tecnologías desde la ciencia para crear armas y herramientas en su lucha contra el crimen. El Murciélago de Boixcar fue presentado como un "ser sobrenatural que todos conocían sin saber quien era". Veamos algunas de sus armas o habilidades: mirada a través de un disco de cristal radiante que inmovilizaba a los bandidos; vapor invisible anti cósmico que inutilizaba armas de destrucción masiva; pequeño murciélago volador mecánico portador de mensajes; bolitas explosivas que reproducía la imagen del justiciero antes de explotar en las narices del enemigo, etc. Demasiada imaginación, quizá, para tan poca explicación sobre sus orígenes y vivencias.  
La trama iniciaba así: “En un pueblecito americano el profesor Halley, que acaba de descubrir un nuevo explosivo, confía el envío de la fórmula al Departamento de Estado de Washibgton, a su hija Berta”. Pueden imaginar que la chica no tendrá nada fácil cumplir con su cometido. La conversación entre padre e hija ha sido escuchada por un ayudante del profesor que, al mismo tiempo, trabaja para una peligrosa banda de gánsteres que no tardará mucho en tratar de apoderase de la fórmula. Un guión previsible al que Boixcar se aplicó con entusiasmo sabedor de la importancia que podía tener para él ese primer trabajo como autor. Marco le confiaría más adelante nuevos y recordados personajes, como El Puma (1946), El Caballero Negro (1946) y Orlán, el luchador invencible (1947)  












Portada e interior de los cuadernos núm. 1 y 6, respectivamente