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jueves, 12 de enero de 2012

EL CABALLERO FANTASMA (Saturno, 1947)





Editorial: Saturno
Año: 1947
Ejemplares:  12
Dibujos:  Sangar
Guión:  R. Alcañiz
Tamaño:  17 x 24 cm.
Páginas:  16 + cubiertas
Precio:  1, 25 y 1,50 pts.






(ver antes El Caballero del Antifaz Rojo)

La serie fue en realidad una continuación de El Caballero del Antifaz Rojo, personaje auspiciado anteriormente por la Editorial Europa que fue abortado prematuramente cuando llevaba publicados tan sólo cuatro ejemplares. El desencadenante de su prematuro final estuvo, aparentemente, en el cambio de nombre de la empresa editora, que pasó a llamarse Saturno. Aunque suponemos que existieron otras razones (ver entrada anterior)
Lo cierto es que además de esta alternancia editora, también se produjo un cambio en la cabecera, pasando a denominarse El Caballero Fantasma. Este cambio dio lugar a otra alteración sectorial de cierta relevancia. La providencia quiso que ese mismo año Grafidea y Ambrós publicaran también su Caballero Fantasma. Todo parece indicar que el héroe californiano fue presentado en el mercado con algo de retraso respecto a la colección de Saturno, lo que motivó que Grafidea se viera obligada a cambiar el nombre inicial por el de El Jinete Fantasma, que en gloria esté junto a su autor, el inigualable Ambrós.


 Prueba de imprenta del cuaderno núm. 1 
de El Jinete Fantasma de Grafidea (1947)

La colección de Saturno que es la aquí nos ocupa llegó a editar doce cuadernos --tres de ellos extraordinarios--, aunque su autor gráfico, Sangar, dejó dibujados al menos cuatro más. Tres pasaron a engrosar las páginas de la revista K Ch T, propiedad también de la editorial. Sus títulos: Muerte al Caballero, El Verdugo Descansa y El Falso Virrey. El cuarto (El Capitán Don Luís de Fos), que hubiera representado el cuaderno núm. 16, no llegó a publicarse nunca, debido el cierre de la mencionada revista cuando llevaba publicados veintitrés ejemplares.

Muchos de estos datos han sido posibles gracias a la colaboración de Leonardo Pérez Alcántara, amigo y compañero de pasiones. 

Cuaderno núm. 8




miércoles, 11 de enero de 2012

EL CABALLERO DEL ANTIFAZ ROJO (Europa, 1946)



Editorial: Europa
Año: 1946
Ejemplares:  4
Dibujos:  Sangar
Guión:  R. Alcañiz
Tamaño:  17 x 24 cm.
Precio:  1 pts.
Páginas:  16 + cubiertas





Difícil tarea la de aclarar los interrogantes que rodean a esta colección impulsada por la Editorial Europa, que contó con dos editoriales y con dos títulos diferentes. Esta primera edición data de 1946.
En el momento de su aparición desfilaban o habían desfilado por el mercado una legión de enmascarados: un Guerrero con antifaz, un Jinete fantasmal, un Rostro curtido en cuero, un Capitán con indumentaria de cobra…, incluso un Caballero de negro apodo.  

Europa, editora de nuevo cuño, no iba a ser menos, así que se animó a poner en liza un nuevo Caballero de rostro encubierto. Pero esta vez el antifaz no iba a ser negro, sino rojo, rojo sangre, la de sus enemigos, señalados con una letra escarlata en la frente por obra y gracia de su espada.
Europa preparó el lanzamiento pregonando la cabecera por todos los quioscos mediante carteles a todo color, como el que pueden ver aquí reproducido con la portada del supuesto primer cuaderno: La Estocada Secreta. También pueden observar como en el dorso del cuaderno núm. 3 (parte inferior de la imagen, texto en verde) se hace alusión a los ejemplares aparecidos, siendo señalado este mismo ejemplar como el núm. 1. 


Sin embargo el auténtico cuaderno capital, el verdadero núm. 1 es el que aparece en la imagen abajo reproducida, como manifiesta su propio título genérico, El Caballero de Antifaz Rojo. La pregunta es: ¿Por qué no aparece relacionado en ninguno de los cuatro dorsos de los cuadernos publicados? ¿Por qué no se corresponde con el de la imagen del cartel anunciador? 
Núm. 1 real de la colección
Y otro  interrogante: ¿Por qué en los dorsos consultados aparece como El Caballero del Antifaz? sin la definición colorista de la máscara. ¿Problemas de registro con el nombre? No parece. Tal vez el problema estuvo en el término rojo, como sucedió con la Caperucita de los cuentos, que pasó a ser encarnada por obra y gracia de la censura. Eso justificaría su desaparición de la relación de cuadernos publicados. No obstante, de ser así y como pueden observa en el cuaderno señalado oficialmente como núm. 1 (La Estocada Secreta), la editora siguió jugándose el tipo incluyendo el término rojo, quizás por que ya tenía los cuatro cuadernos impresos y pensaron que al quedar en segundo término pasaría desapercibido. Quien sabe. Pero la cosa debió ponerse fea, ya que en el cuarto y último cuaderno la editorial tuvo que recurrir a una argucia gráfica para ocultar el nombre y reimprimir el nuevo título que el personaje ostentaría en adelante: El Caballero Fantasma. Aunque ya con otro sello  editorial. (ver imagen) 

Núm. 1 oficial, según la editorial


Cuaderno núm. 4
(Imagen proporcionada por Eduardo Hernández)

La editora trató de neutralizar el título genérico de El Caballero del Antifaz Rojo
con una ornamentación curiosa (a la derecha del barco y debajo del título del cuaderno), 
reimprimiendo a la izquierda el nuevo nombre que acompañaría al personaje en su 
segunda vida editorial.







(ver siguiente entrada, El Caballero Fantasma)


lunes, 9 de enero de 2012

POLILLA Y SU CABRA MARAVILLA (Prisma, 1944)


Editorial: Prisma
Año: 1944
Ejemplares:  7?
Dibujos:  Carnicero
Guión:  Carnicero
Tamaño:  17 x 24 cm.
Páginas:  16 + cubiertas
Precio:  1 pts.








Deliciosa colección en clave infantil publicada en Barcelona por Ediciones Prisma, un sello de corto vuelo, a pesar de este primer intento en el ámbito de la viñeta nada desdeñable.

Narra las aventuras de un muchachito con hambre de aventuras que un día decide abandonar su lugar de origen, El Valle Sosegado, en compañía de una cabra parlanchina de lo más inteligente que responde al nombre de Maravilla. La pareja, una especie de detectives a lo Roberto Alcázar y Pedrin (se supone que la cabra es Pedrin, claro), se muestran tan eficaces y justicieros en sus primeras intervenciones que pronto son requeridos por los cuerpos de seguridad de medio mundo, como sucede en su tercera aparición cuando reciben un telegrama del jefe de la Policía de El Cairo solicitando sus servicios.

Hacia el cuaderno núm. 6, el dúo justiciero se convierte en trío, un nuevo compañero, en este caso una serpiente, también parlante, llamada Cleopatra.
Todo hace indicar que fueron siete los cuadernos publicados, a pesar de que en dicho número se anunciaba la aparición de una octava entrega bajo el título de Rondando a la muerte. Excelente el trabajo de Carnicero, con un dibujo expresivo y personalísimo.


Cuaderno núm. 7
(Arriba el cuaderno núm. 2)




domingo, 8 de enero de 2012

AVENTURAS DE PIÑONCITO (Aspiraciones, c. 1942)




Editorial: Aspiraciones
Año: c. 1942 
Ejemplares:  8?
Dibujos:  Julio Jimenez, Lasauga, Tejerina
Guión:  Carmen Fernández de Lara
Tamaño:  17 x 24 cm.
Páginas:  16 + cubiertas
Precio:  60 cts.






Ejercicio original el de esta colección producida en Madrid por la Editorial Aspiraciones. Vean la declaración de intenciones de la propia editorial al respecto (literal): “La Editorial Aspiraciones lanza Aventuras de Piñoncito, para que no solamente encuentren en ellos los niños soláz y diversión sinó también cultura. Aventuras de Piñoncito: no son aventuras de robo ni de crímenes ni de fuerza bruta y noversales (?) . Aventuras de Piñoncito; serán la vida de las abejas; la vida de las flores, la vida de las hormigas, la vida de los pájaros, etc, etc”. 


Y siguía. “Lo que es importantísimo: son los dibujos de las Aventuras de Piñoncito, por ser españoles su texto español, sus episodios españoles y todo absolutamente español. Vuestra aventura, no lo dudeis, desde esta primera será Aventuras de Piñoncito”.


La verdad es que viendo el redactado publicitario de la editorial, mucha cultura no proyectaría esta colección sobre su lectores. Aunque en sus páginas interiores el texto mejora sensiblemente. En cualquier caso, la serie tuvo una puesta en escena, tanto gráfica como conceptual, de gran singularidad, alternando páginas de viñetas con otras donde primaba el texto sobre la ilustración. Curiosa también su apología de lo español.

Y atípica fue también la ausencia de título en varios de los cuadernos, que utilizaron tan sólo la cabecera genérica, sin más. 



Dorso del cuaderno núm. 7, con el anuncio de la promoción
de balones. Para conseguirlo había que reunir 100 cupones como 
el que aparece en la imagen. ¿Imposible? Parece que no, como
demuestra la foto del primer afortunado. Aunque suponemos que el 
balón debió salirle por un ojo de la cara. 


Aventuras de Piñoncito mostró una actividad promocional constante. Una de las acciones consistió en creación de un torneo de fútbol infantil, cuyo premio para el ganador era la Copa Piñoncito. También regalaban a los lectores un balón de fútbol, aunque para conseguirlo era necesario remitir 100 cupones como el que figuraba en cada dorso. Tanto la copa como el balón se hallaban expuestos en el Corte Inglés de la calle Preciados. 

También solicitó la participación de los lectores, invitándoles a remitir cuentos, versos, dibujos, chistes, crucigramas, etc. En el dorso del segundo cuaderno llegó a publicar la fotografía del suscriptor Nº 1, un niño elegantemente vestido llamado Raimundo Pelayo Blázquez.   
En el asunto gráfico se alternaron tres autores desconocidos: Julio Jiménez, que aparecía en los créditos como Director Artístico --una definición de funciones curiosa para la época--, Lasauga y Tejerina. 
Cuaderno núm. 2





 Doble página interior

BOB TAILER EL JUSTICIERO (Valenciana, 1941)






Editorial: Valenciana
Año: 1941
Ejemplares:  8
Dibujos:  Vañó (cuaderno núm. 8)
Guión: 
Tamaño:  17 x 24 cm.
Páginas:  16 + cubiertas
Precio:  60 y 75 cts.




Constituyó el segundo proyecto editorial de Valenciana, apenas unas semanas después de haber hecho su aparición Roberto Alcázar y Pedrin, ya en 1941. Contó con una segunda edición hacia 1945, esta vez de la mano ya sabia de Manuel Gago, en la que el apellido Tailer pasó a ser Tayler.
El protagonista es un joven vaquero que desde la primera viñeta muestra su orientación justiciera “Si, mi vida estará dedicada a perseguir el mal y proteger al débil”, le dice a un compañero de mesa mientras comparten un güisqui. Pero durante los ocho cuadernos que duró la serie, el bueno de Tailer tuvo que cambiar de género en más de una ocasión, pasando de cowboy a policía, sin más.
Abro aquí el debate sobre la autoría gráfica, atribuida a Eduardo Vañó en mi opinión erróneamente, salvo la portada del cuaderno final, sobre la que reparto dudas entre Vañó y Marculeta. Fuese quien fuese sea el autor de esta última entrega, nada tuvo que ver con el dibujante del resto de cuadernos. 

Cuaderno núm. 8

Se dio una circunstancia curiosa precisamente en el cuaderno núm. 8. Como pueden observa en la imagen, fue publicado al precio de 75 cts. --frente a los 60 cts. habituales del resto de cuadernos--, debido a lo tardío de su publicación--. Incluso su título (El Expreso de Arizona), fue distinto del que había previsto de inicio la editorial y que aparecía anunciado en el dorso del cuaderno núm. 7 (El Crimen del Expreso)     


Cuaderno núm. 1



Página interior del cuaderno núm. 1

TENNY BULL (Realce, 1948)








Editorial: Realce
Año: 1948
Ejemplares:  6?
Dibujos:  Vicente Ramos
Guión: 
Tamaño:  17 x 24 cm.
Páginas:  10 + cubiertas
Precio:  1 y 1,25 pts.




Muchas creaciones de los años 40 respondieron a iniciativas de primerizos autores, gente joven y entusiasta en busca de una profesión supuestamente vocacional que normalmente encontraba cobijo editorial en empresas que iniciaban su andadura sin mayor estructura y experiencia. Este fue el caso de la editora Realce, que no hizo mucho honor a su nombre. Tan sólo dos cabeceras fueron editadas bajo este sello editorial valenciano, la presente y la titulada Jorge Bazán, ambas en el mismo año, 1948.
Tenny Bull trató de seguir la senda del western, tan presente por ese tiempo en el medio gracias principalmente a Manuel Gago y a su serial El Pequeño Luchador. Pero Tenny Bull no tuvo en su autor, un irreconocible y primerizo Vicente Ramos, un valor diferencial importante, que digamos, sino todo lo contrario, como se puede observar con sólo echar un vistazo a la gráfica.
También aquí, la editora puso en marcha un concurso de los más sorprendente. Y más sorprendente aún es comprobar hoy el bajo porcentaje de lectores que atinaron con la respuesta. La prueba consistía en adivinar la nacionalidad del protagonista. De los 3821 lectores que participaron, tan sólo 218 respondieron correctamente (Estados Unidos) No puede decirse que los niños de entonces fuésemos precisamente unos linces. Luego, un sorteo premiaba con 100 Pts. al ganador final.


Cuaderno núm. 1
(Arriba cuaderno núm. 4)