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sábado, 1 de febrero de 2014

EL ESPADACHÍN ENMASCARADO (Valenciana, 1952)


Editorial: Valenciana
Año: 1952
Ejemplares:  252

Dibujos:  Manuel Gago
Guión: Quesada
Tamaño:  17 x 24 cm.
Páginas:  10 + Cubierta
Precio:  1,25 pta.






El Espadachín Enmascarado hizo su aparición en los quioscos en 1952, pero el personaje venía precedido de unos pormenores muy particulares, una historia que se remontaba a 1947. En ese año Manuel Gago, en colaboración con su hermano Pablo en tereas guionísticas, había ofrecido el personaje a Valenciana mediante la presentación de un primer cuaderno elaborado con mimo y maestría de principio a fin. Al parecer, la editora rechazó el proyecto y Gago, convencido de que una historia de capa y espada podía tener su hueco en el mercado, decidió ofrecerlo al sello Toray cambiando ligeramente los componentes y el escenario de la trama, así como el sobrenombre del espadachín. Valenciana había rechazado el proyecto, o simplemente lo había congelado –nunca lo sabremos— pero suponemos que se quedaría con el cuaderno: como solía hacer siempre. Manuel Gago tuvo por tanto que cambiar ligeramente la propuesta presentada a Toray, bautizando de nuevo al personaje con el nombre del Espadachín de Hierro (1947)
Cuaderno núm. 4 de El Espadachín de Hierro

Pero el supuesto maná barcelonés duró tan poco como nueve cuadernos, condicionado por las amenazas de Valenciana, a quien preocupaba perder al garante de gran parte de los éxitos que la editorial cosechaba en ese tiempo. A Gago no le quedó otro remedio que volver a su redil levantino. Poco tiempo después la editorial desempolvó el proyecto del Espadachín Enmascarado y lo puso en circulación aprovechando el primer cuaderno dibujado por Gago años atrás. Lo que vino a continuación fueron muy buenas noticias para la editorial: uno de los grandes éxitos del tebeo autóctono de todos los tiempos.
Para el primer número Manuel Gago había contado también con la colaboración de su hermano Pablo en el guión. Sin embargo la continuación de la serie fue encargada a Pedro Quesada, uno de los dos grandes guionistas del tebeo valenciano junto a Federico Amorós, y hombre de confianza de la editora con la que venía colaborando en cabeceras como Roberto Alcázar y Pedrín y El Guerrero del Antifaz. Toda una garantía que junto a la maestría y querencia de Gago por el personaje, dio como resultado una colección memorable, al menos en la mayor parte de su recorrido.
Gago atravesaba sin duda un momento creativo esplendoroso, con un trazo suelto y firme, comprometido con el lector y con su propio prestigio. Y la consecuencia fue una colección de enorme fuerza narrativa, ayudada por un guión maduro y brillante, cargado de situaciones y personajes memorables, a pesar de la tibieza del inicio que recordaba sobremanera al anterior espadachín elaborado para Toray como pueden comprobar en su introducción: “Dos jóvenes oficiales se distinguían en la corte de Luis XIV de Francia. El uno, Pierre Drumont, por su bondad extraordinaria, y el otro, Paul de Brenat, hijo del marqués de Brenat, por su maldad y crueldad sin límites. Los dos eran singularmente fuertes y excelentes espadachines”. Los dos deciden batirse en duelo por una mujer y el vencedor, que no es otro que el futuro Espadachín, acabará cubriendo su cara con un antifaz para evitar la condena a muerte ordenada por el Rey Luis XIV después de ser acusado de haber dado muerte a su contrincante con malas artes. Una vez demostrada su inocencia frente a su rey, pondrá su espada y su vida al servicio de la corona.
Y como todo buen tebeo del dúo Manuel Gago/Pedro Quesada, los amores posibles devienen en imposibles; y los imposibles en imposibles también. Personajes siempre en vilo, viviendo al límite de sus posibilidades. De un lado, maldad, odio y traición a raudales. Y del otro, arrojo, valentía y épica. Todo ello servido en la corte de la Francia de Luis XIV, aunque con el paso de los cuadernos la acción emigrará hacia otros horizontes impartiendo siempre justicia en nombre del rey de Francia.
Una curiosidad significativa relacionada con el personaje tuvo como protagonista al excelente dibujante Miguel Quesada, quien llegó a dibujar el cuaderno núm. 2 de la serie sin éste llegara finalmente a ver la luz. Así lo cuenta Enrique Martínez Peñaranda, que ha su vez remite el dato a la revista Maestros de la Historieta editada por Club Vallisoletano de Amigos del Tebeo. Al parecer, Quesada sólo recuerda el hecho, pero no el motivo que le llevó dibujar dicho cuaderno. No sabemos si el cuaderno formó parte de la propuesta inicial Gago, cuando esta fue rechazada o pospuesta en 1947, cosa que parece poco probable, o si fue un encargo directo de Valenciana en un intento de dar salida al personaje en vista de que Gago había puesto en circulación un personaje similar con el sello de Toray.









Página oficial del cuaderno núm. 2 dibujada por Gago

Página del cuaderno núm. 2 dibujada por Quesada que nunca llegó a editarse. 

Lo cierto es que el cuaderno se quedó huérfano de imprenta, y una vez vuelto Gago al redil tuvo que dibujar de nuevo el mencionado cuaderno, que por cierto también cambió de título y de rumbo narrativo. Aquí pueden ver la primera página de cada una de las versiones, la publicada (Gago) y la no publicada (Quesada)  

Portada del cuaderno núm. 13 y página interior del núm. 1