Buscar este blog

domingo, 25 de agosto de 2013

UN HOMBRE EN LA LLANURA (Cliper, 1952)


Editorial: Cliper
Año: 1952
Ejemplares:  2

Dibujos:  Jesús Blasco
Guión: 
Tamaño:  14 x 18,5 cm.
Páginas:  8
Precio: 


Sin portadas, sin precio de venta, sin sello Editorial, sin fecha de publicación. Así fue lanzada al mercado esta mini colección que al perecer sólo contó con dos cuadernos; ambos ambientados en el oeste americano.

El protagonista es Smaley O’Hara, un vaquero --creación gráfica de Jesús Blasco-- que también tuvo cierto protagonismo en dos revistas de la editora Cliper a principios de los años cincuenta: Cimarrón y El Coyote. Lo que desconocemos es la forma de aparición de este mini formato de tebeo (14 x 18,5 cm.) Parece claro que no fue un cuaderno al uso, de los se podían comprar en el kiosco. Lo más probable es que se tratara de un suplemento o encarte, una de esas generosas propagandas que llegaban a manos del posible futuro lector insertadas en una determinada cabecera. Nos inclinamos a pensar que el vehículo fue la revista Cimarrón, al menos esa es la sensación que da observando las características narrativas y el tratamiento gráfico de uno y otro soporte. Por ese tiempo Cliper no daba puntada sin hilo; la competencia era dura y un regalo así suponía un valor añadido que hacía más atractivo cualquier lanzamiento. En este caso, como suponemos, el de Cimarrón. Es sólo una deducción; si hay alguien por ahí que pueda sacarnos de dudas lo agradeceremos.

Portada Núm. 1

Un hombre en la llanura es un relato de gran plasticidad, realizado bajo la técnica de la aguada por un Jesús Blasco en plena madurez creadora. Smaley o’Hara, el protagonista, un cowboy de incomparable puntería y decisión, cabalga por un paraje desierto y árido cuando una bala atraviesa su sombrero. Así empieza esta aventura desarrollada en dos cuadernos y que acaba cuando el protagonista logra detener a una banda de forajidos que pretende apoderarse de las tierras de un muchacha de armas tomar; la misma que unas viñetas atrás había disparado al protagonista confundiéndole con uno de los bandidos. 

Una pena que un trabajo tan preciso y detallista se viese mermado visualmente por el reducido tamaño en que fue publicado.  


Portada Núm. 2