Buscar este blog

sábado, 2 de junio de 2012

EL DIABLO DE LOS MARES (Toray, 1947)




Editorial: Toray
Año: 1947
Ejemplares:  68
Dibujos:  Ferrando
Guión:  J. B. Artés
Tamaño:  17 x 24 cm.
Páginas:  16 y 10 + cubiertas
Precio:  1 y 1,25 pta.





“Corría el año 17… Una lluviosa mañana de invierno, una poderosa flota, compuesta de tres galeones partió de un famoso puerto inglés para un largo viaje. A bordo de las naves, en sus panzudos vientres una legión de penados iba deportada a una lejana isla, en donde verían transcurrir sus días en un agotador trabajo bajo un sol abrasador”
Así da comienzo este relato protagonizado por uno de los grandes personajes del tebeo español: El Diablo de Mares, un reo de la corona inglesa que pronto encabezará una rebelión a bordo arengando al resto de presos con un mensaje que prometía emoción y aventura a raudales, como así sucedió: “Vosotros me habéis elegido y bautizado. Seré pues, a partir de este momento, El Diablo de los Mares y ante vosotros temblará el mundo entero” Segundos más tarde se le agregará un escudero al que llaman Limón, un chinito resabiado y simpático de fácil verborrea, muy en línea con el Pedrin de la Colección Alcázar, salvo que mucho más feo, y con el que tendrá que apechugar toda la serie. Menos mal que pronto les hará compañía una bella señorita que respondía al nombre de Esther. Luego se le acercarán todo una corte de personajes, pero ya con intenciones menos amorosas, lo que dará lugar a que nuestro protagonista saque el Diablo que lleva dentro.  
Viñeta correspondiente al cuaderno núm. 2

El Diablo de los Mares estuvo inspirada en la cinta de Warner Bros, El Capitán Blood. Editorial Toray aprovechaba así el éxito descomunal que había alcanzado en España la película interpretada por Errol Flynn; éxito que continuaba vigente debido a las reiteradas reposiciones del film. Inspiración que alcanzó incluso al físico del personaje, bigotito incluido.

Segunda gran colección de aventuras sazonada con piratas de esta editora fundada y dirigida por Antonio Ayné Arnáu --primo del famoso dibujante--, después del éxito que había logrado el genial García Iranzo con su Capitán Coraje. También constituyó la segunda incursión de Ferrando en el cuaderno de aventuras. Con anterioridad, el autor había pasado por Grafidea, dejando su incipiente trazo en varios cuadernos de la cabecera Tom Clark (1944)




Álbum recopilatorio núm. 1



Sin duda una de las grandes creaciones del tebeo autóctono. Llegó a publicar sesenta y ocho ejemplares, que también fueron comercializados en álbumes recopilatorios poco después. 

A la finalización de la serie, y como consecuencia del éxito obtenido, Toray cedió el testigo de unas nuevas aventuras al hijo de este endiablado justiciero, dando lugar a una nueva cabecera: El Hijo del Diablo de los Mares (1949), que contó con el trazo elegante y sobrio de un genial dibujante que por ese tiempo empezaba a destacar: Guillermo Sánchez Boix, más conocido como Boixcar.      




 Cuaderno número 32, presidido por el trío protagonista



Página inicial del cuaderno núm. 1

lunes, 28 de mayo de 2012

CUENTOS ILUSTRADOS (Marco, 1940)






Editorial: Marco
Año: 1940
Ejemplares:  20?
Dibujos:  Darnís, Boix...
Guión:  Canellas Casals y otros
Tamaño:  13 x 18 cm.
Páginas:  8 + cubiertas
Precio:  10, 15 y 30 cts.





Un año después de la supuesta primera intentona de Marco en el terreno del cuadernillo (ver entrada anterior) se producía esta nueva iniciativa editorial. Y lo hacía con idéntico título de cabecera: Cuentos Ilustrados, pero en formato y estructura completamente inversa. Apaisados, en vez de verticales; menor tamaño y precio y compuestos por viñetas en su totalidad. Con aventura de la buena, en la que no faltó alguna que otra truculencia, herencia de la militancia folletinesca de la editorial.
Fue sin duda la primera cabecera perdurable de Marco en su amanecer posbélico, aunque seguida muy de cerca por la emblemática multiserie Gran Colección de Aventuras Gráficas, bautizada en un principio Colección Gráfica de Biblioteca La Risa.
Al igual que otras editoriales de la época, Marco trató de segmentar sus productos pensando en las posibilidades económicas de unos y otros, buscando un abanico de formatos que se ajustara a todos los públicos. O, mejor dicho, a todos los bolsillos.
Las raíces de Marco habían sido humildes, llevaba tiempo compitiendo con El Gato Negro (luego transformada en Bruguera) en todos los terrenos: novela, folletín y semanario. Eso había hecho madurar su política de ediciones, escarbar en buscar de un nicho de mercado que finalmente encontró entre los lectores de menor edad. De ahí que muchas de sus publicaciones anteriores a la Guerra Civil semejaran un zoológico, dada la cantidad de animalitos circulando por su páginas.
Quizás por eso la editora inició su nueva andadura con estos reducidos cuadernos (18 x 13 cm.) que facturó al precio de 10 cts., en un principio. Era una manera de atraer a nuevos lectores su regazo, a su parcela editora. Otros sellos manufacturaban cuadernos de 50 y 60 cts., producidos en mayor tamaño y número de páginas. Una parcela que tampoco Marco iba a descuidar, con la mencionada Gran Colección de Aventuras Gráficas.

Cuaderno núm. 1. Autor desconocido
Cuentos Ilustrados constituyó un soplo de aire fresco. Era el folletín llevado al dibujo de principio a fin. De ahí que instalara la mayor parte de sus narraciones en el universo de lo fantástico, de los mundos inexplorados, incluso de la Ciencia Ficción. Pero también en el cuento de hadas, como sucedió con el cuaderno inicial (La Princesa Lindagull) y alguno que otro más. Pero en general fueron tebeos (la editora aún los llamaba cuantos, a pesar del espanto que algunos mostraron) instalados en la de acción y el misterio, en los mundos de fantasía, la mayor parte de ellos de las manos maestras del multiusos Ayné y del siempre exquisito Darnís.
La colección tuvo al menos dos reimpresiones. Una inmediatamente después de su aparición y otra tres o cuatro años más tarde, al precio de 15 y 30 cts. respectivamente. No es fácil descifrar la cantidad de cuadernos aparecidos, pero pudo rondar los veinte ejemplares.   

Cuaderno núm. 7. Portada de Darnís
Arriba: Cuaderno núm. 13 (El Rubí Trágico) con dibujos de Ayné



 Página interior del cuaderno núm. 7. Dibujos de Darnís