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viernes, 28 de septiembre de 2012

EL GUERRERO DEL ANTIFAZ (Valenciana, 1944)











Editorial: Valenciana
Año: 1944
Ejemplares:  668
Dibujos:  Manuel Gago, Matías Alonso
Guión:  Manuel Gago y Pedro Quesada
Tamaño:  17 x 24 cm.
Páginas:  16 y 10 + cubiertas
Precio:  75 cts. 1, 1,25, 1,50, 1,75 y 2 pts.


Si hay que señalar una colección paradigmática del tebeo de acción esa es sin duda El Guerrero del Antifaz; pura esencia del folletín más trepidante y de la novela de aventuras decimonónica.
Su creador, Manuel Gago, está considerado el autor más activo de cuantos se dieron cita en el cuadernillo español de posguerra; el padre de la hoy denominada “escuela valenciana”, si es que se puede llamar así a la gran eclosión de autores y obras que se dieron en la zona levantina entre 1940 y 1960. 
El dinamismo narrativo de El Guerrero del Antifaz, pleno de acción e intrigas, acabaría marcando tendencia y poniendo de moda la fórmula del continuará. Ello provocó la aparición de una gran cantidad de autores que entre 1944 y 1960 trataron de emular el éxito de la cabecera.
Según algunos estudiosos del medio, la idea del personaje nace de un cuaderno monográfico, de procedencia italiana, publicado por Hispano Americana en 1942. Narraba las aventuras de un caballero cristiano durante las Cruzadas: Lorenzo de Sobrarbe, un valeroso noble español que respondiendo a la llamada del Papa Urbano II a participar de las Cruzadas, se ve envuelto en una trama que acaba con su expulsión de las mismas. Lorenzo continuará su lucha contra los musulmanes, confiando en que llegue el día en que se haga justicia. Con su rostro oculto por una capucha, causará estragos en el campo de batalla y su figura será temida y admirada bajo el nombre de El Cruzado Negro.



El Cruzado Negro
Cuaderno publicado por Hispano Americana en 1942
dentro de la serie extra de Las Grandes Aventuras 
Otras fuentes apunta como antecedente del personaje la novela Los Cien Caballeros de Isabel la Católica, de Rafael Pérez y Pérez. Pero sobre esta novela y la influencia que ejerció sobre Gago se ha escrito ya lo suficiente como para no insistir más aquí.

Los cien caballeros de Isabel la Católica
Novela de Rafael Pérez y Pérez

Sea como fuere, lo cierto es que la verdadera antesala de El Guerrero de Antifaz tuvo lugar en un cuaderno monográfico de la multiserie Selección Aventurera (Valenciana, 1940) titulado El Juramento Sagrado y publicado hacia 1943. Aquí el protagonista era un cristiano enmascarado –luego se sabrá que es enmascarada— que intenta dar muerte al asesino de su padre, un tal Alí. Y como telón de fondo la conquista de Granada por los Reyes Católicos.


El Juramento Sagrado, antesala de El Guerrero del Antifaz.
Cuaderno publicado hacia 1943 en la colección
Selección Aventurera (Valenciana, 1940)
El 24 de octubre de 1944 aparece por vez primera en los quioscos el personaje llamado a romper todas las previsiones de Valenciana. Ya desde los primeros números se adivina que la colección puede prosperar de lo lindo a poco que se la mime. Y Manuel Gago la mima a base de ingredientes que pronto conseguirán que sea percibida como una colección admirable: drama, acción, amores posibles e imposibles, malvados insuperables, etc. Todo ello dentro de un marco o trama seudo histórica que gira alrededor de un personaje enmascarado que, a medida que la colección avanza, adquiere una grandeza narrativa y fuerza escénica desconocida en el medio.
Cuaderno núm. 2. Primera edición

Semana tras semana se incorporan a la colección nuevos lectores, lo que obliga a la editorial a reeditar una y otra vez los primeros cuadernos. La evidencia del fervor popular que alcanza el personaje se pone de manifiesto en las cercanías de quioscos y librerías de toda España, donde decenas de personas esperan durante horas la llegada del último cuaderno con el deseo de que en él acaben las fechorías de Ali Kan, el malvado más odiado del tebeo español. 
Manuel Gago no sólo creó un personaje incomparable, también supo condimentarlo con excelentes secundarios, una galería de coprotagonistas que desfilaron por la serie compitiendo en magnetismo y aceptación popular con el héroe enmascarado: Ana María, Fernando, Don Luís (Conde de los Picos), Zoraida, El Pirata Negro, Olián , Los Hermanos Kir…, y, como antes referíamos, el más despreciable de los villanos que haya habitado jamás una viñeta: Alí Kan.
Dibujo de Agencia, original inédito de Matías Alonso


La habilidad de Gago en la narración del continuará para dejar lector literalmente enganchado una o vez y otra también fue admirable. Desavenencias con Valenciana propiciaron que el autor abandonara temporalmente la serie, que pasó a manos de Matías Alonso durante el tiempo que duró el desencuentro. La enorme popularidad del personaje provocó la edición de varios álbumes de cromos y figuras troqueladas. Sin duda uno de los tres grandes hitos del tebeo patrio.     
Cuadernos núm. 1 y 49, en los que se aprecia 
la evolución del autor


martes, 25 de septiembre de 2012

EPISODIOS INFANTILES (Fantasio, 1946?)
















Editorial: Fantasio
Año: 1946?
Ejemplares:  1?
Dibujos:  Jorge Guilimany
Guión:  Jorge Guilimany
Tamaño:  32 x 42 cm
Páginas:  7 + cubierta
Precio:  1,50 pts.






Fantasio fue una pequeña editorial que nunca destacó por la excelencia de sus colaboradores, habitualmente novicios o escasos de reputación. Ni tampoco por haber alumbrado grandes cabeceras que perduraran en el tiempo. Sin embargo, posee hoy el reconocimiento de los aficionados al medio al haber dado cobijo a Miguel Ambrosio (Ambrós) en su primera aproximación a la viñeta con la serie Dos Yanquis en África (1947)
Editorial de grandes contrastes, capaz de lo peor y de lo peor aún, que lo mismo abordó una cabecera de bolsillo que una, como la presente, de tamaño king size y carente de color en su anverso. Aunque hay que reconocer que la portada mostró cierto impacto visual con ese despliegue de tamaño. Nada menos que 42 x 32 cm. Algo inusual en un tebeo de carácter aventurero que pretendía competir con éxito en un mar de cuadernos de presencias cromáticas.
Quizás sólo fue un intento diferenciador, un ensayo que intentaba atraer a nuevos consumidores. No lo sabemos. O tal vez fue un grito desesperado ante el fracaso continuado de la editora en su empeño por conseguir el éxito. Lo que parece seguro es que no pretendía ser un cuaderno monográfico, dado el carácter del personaje, un enmascarado justiciero por obra y gracia de tres calaveras sagradas que en vida pertenecieron al esqueleto de otros tantos emperadores. Aunque lo más probable es que la cosa se quedará ahí, en un solo ejemplar.
Tebeo raro, raro, donde los haya. Quizás el ejemplar aquí reproducido sea el único conocido de todo el segmento coleccionista. 
El responsable del guiso fue Jorge Guilimany, dibujante adscrito más tarde al grupo de autores del sello A. Genies y del que pocos datos podemos ofrecer debido a su escaso recorrido profesional. La acción transcurría por la cordillera China de Kalgan, con aniquilaciones por parte de bandidos japoneses de los pueblos de la zona. En medio un avión americano cuyos ocupantes, el Teniente Tedson, el Mayor Hovans y una guapa mujer, deciden aterrizar ante el dantesco panorama de destrucción que observan desde las alturas. Pronto hará su aparición un justiciero enmascarado luciendo tres calaveras sobre su pecho, en un guiño claro al personaje de Lee Falk, El Hombre Enmascarado.   

Cuaderno núm. 1



Fragmento interior