Año: 1943
Ejemplares: 6
Dibujos: Hermanos Conesa
Guión:
Tamaño: 22 x 30 cm
Páginas: 14 + cubierta
Precio: 1,50 pts.
La colección podría resumirse como de inspiración Flashgordiana realizada por un pariente cercano a Eduardo Vañó; aunque también podría ser que el tal Víctor --el protagonista principal-- fuese un hermano gemelo de Roberto Alcazar. Eso sí, un hermano algo mas faldero que el tutor de Pedrín, como pueden comprobar en la imagen de la primera página del cuaderno aquí reproducida.
Víctor es el aventurero elegante, el trotamundos; un hombre abnegado y defensor
de causas justas. Alicia es su prometida, una chica casamentera que en el
momento de su boda ve como su novio la deja plantada para acudir en ayuda de su
amigo el profesor. Y el profesor es el profesor, un viejo sabio inventor de
cosas tan extravagantes como los Rayos Z, un artilugio capaz de paralizar
cualquier motor que se ponga a tiro. Por no hablar de sus Aero-Cohetes
desintegradores, capaces al mismo tiempo de exhalar un gas que los hace
invisibles al enemigo.
Luego está el malvado de turno, chino para variar, llamado Fu-Ching,
capaz de cualquier cosa con tal alcanzar el poder absoluto sobre la tierra.
Incluso de utilizar a su hija, la bella Lirio del Agua, para engatusar a Víctor y ganarlo para su causa.
En fin, un folletín en toda regla, tan ingenuo como delicioso.
La autoría gráfica recayó en los Hermanos Conesa, tan desconocidos como
esforzados, con un dibujo muy influenciado al principio por Eduardo Vañó,
aunque menos esquemático, con mayor aplicación en el detalle, en los fondos y
sombreados.
J. L. Aguilar fue uno de esos sellos surgidos al amparo de la singular
eclosión posbélica del cuaderno aventurero. Y lo hizo de manera ambiciosa, de
ahí que la mayor parte de sus cabeceras tuviesen un generoso formato, una buena
calidad de impresión y un soporte de espléndido gramaje. Pero, sobre todo, J.
L. Aguilar sorprendió incorporando un plus de color en las páginas interiores
de la mayoría de sus cabeceras, un cromatismo desconocido en el mercado hasta
el momento. Aunque su precio también era de campeonato para aquellos tiempos,
1,50 ptas., algo que sin duda acabó pasando factura a esta infortunada
editorial que cerraría sus puestas cuando apenas llevaba un año en activo.
Portada del supuesto núm. 1.
Otras fuentes señalan al cuaderno titulado La Ciudad Submarina como el primer ejemplar
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