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sábado, 13 de junio de 2015

EL MURCIÉLAGO (Marco, 1943)






Editorial: Marco
Año: 1943
Ejemplares:  6

Dibujos:  Boixcar
Guión: Boixcar
Tamaño:  21 x 32 cm. 
Páginas:  8 + Cubiertas
Precio:  1,25 ptas.


Primera colección de Editorial Marco en formato 21 x 32 cm., tendencia impuesta por Hispano Americana desde la irrupción del cuadernillo en 1940, a la se fueron sumando la mayor parte de las editoriales de esos años. Inaugural colaboración de la editora con Boixcar, en una ópera prima del futuro autor de Hazañas Bélicas.
Marco era una editorial acostumbrada desde tiempo atrás a beber en fuentes de la historieta más universal. Los ejemplos fueron múltiples y fáciles de observar en muchos de sus semanarios de anteguerra. No sabemos si este Murciélago autóctono tuvo su punto de inspiración en el Batman USA, aparecido allí cuatro o cinco años atrás. Pero todo parece indicar que sí, aunque sólo fuese de refilón.
El personaje aquí tratado no tuvo mucho que ver en cuanto a fisonomía y estética con el creado por Bob Kane y Bill Finger. Tampoco en cuanto a pasado. Bruce Wayne (Batman) tenía detrás una historia doliente (sus padres habían sido asesinados cuando era niño), mientras que de nuestro Murciélago no sabíamos nada de nada, tan sólo su afán por servir a la justicia.
En lo que sí coincidieron fue en las habilidades guerreras, en la forma de aplicar tecnologías desde la ciencia para crear armas y herramientas en su lucha contra el crimen. El Murciélago de Boixcar fue presentado como un "ser sobrenatural que todos conocían sin saber quien era". Veamos algunas de sus armas o habilidades: mirada a través de un disco de cristal radiante que inmovilizaba a los bandidos; vapor invisible anti cósmico que inutilizaba armas de destrucción masiva; pequeño murciélago volador mecánico portador de mensajes; bolitas explosivas que reproducía la imagen del justiciero antes de explotar en las narices del enemigo, etc. Demasiada imaginación, quizá, para tan poca explicación sobre sus orígenes y vivencias.  
La trama iniciaba así: “En un pueblecito americano el profesor Halley, que acaba de descubrir un nuevo explosivo, confía el envío de la fórmula al Departamento de Estado de Washibgton, a su hija Berta”. Pueden imaginar que la chica no tendrá nada fácil cumplir con su cometido. La conversación entre padre e hija ha sido escuchada por un ayudante del profesor que, al mismo tiempo, trabaja para una peligrosa banda de gánsteres que no tardará mucho en tratar de apoderase de la fórmula. Un guión previsible al que Boixcar se aplicó con entusiasmo sabedor de la importancia que podía tener para él ese primer trabajo como autor. Marco le confiaría más adelante nuevos y recordados personajes, como El Puma (1946), El Caballero Negro (1946) y Orlán, el luchador invencible (1947)  












Portada e interior de los cuadernos núm. 1 y 6, respectivamente 




3 comentarios:

  1. Encantador. Parece una especie de híbrido entre el Mago Merlin, Batman y el hombre enmascarado. Que gran imaginacion. BRUNO

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    1. Buena reflexión, Bruno, nada descabellada; quizá tengas razón y Boixcar se inspirara en un mix de esos tres personajes. Saludos

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